«Darlo todo» | La contracrónica por Jorge Deza

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El Racing aprobó el primer gran examen de los que le restan en la presente liga. Ganar al Toledo. Rival directo que a esta hora ya está por debajo en la tabla, lo mismo que Segoviana y el condenado Cerceda. Nada es estático, porque de una semana para otra todo puede cambiar. El posible milagro del Racing está aún cogido con algodones y no se puede permitir perder partidos la entidad de A Malata. El drama es ese. Prospera, pero los demás hacen lo que pueden al respecto. El Pontevedra le fue a dar para el pelo al Navalcarnero, que se olvidó este fin de semana que está para meterse en la cosa del ascenso. Esa victoria granate no nos sentó tan bien, y se aventura una guerra fratricida entre Racing, Pontevedra y Coruxo de agárrate que vienen curvas. Habrá que tirar un lazo al jamón de Guijuelo para que la fiesta sea más nutrida y la tensión se corte en lonchas. Menos mal que hay muchos choques directos de aquí a la 38ª jornada, con puntos para repartir a diestro y siniestro.

Ante los toledanos el equipo de Ricardo volvió a darlo todo, que era y es lo único que decidí pedirle a mi equipo en esta recta final, incluso por encima de los resultados. Quiero asustarme, y reir, y sufrir, y emocionarme, y saltar, y sudar tinta con mi equipo. Y como yo el resto de la concurrencia. Todo menos la pachorra, el dejarse morir o el especular. La tarde sabatina fue entretenida, pasional, dramática y, finalmente, feliz. Está en el guión pasarlo mal. La gente se comía las uñas. Ricardo daba vueltas. Las nubes se negaban a descargar su cansina lluvia. A Malata pendía de un hilo ante cada acometida del Toledo en pos de un empate que, es verdad, se rozó. Pero los minutos postreros fueron un alarde de resistencia inenarrable ante un rival encoraginado pero con ideas torcidas. Una amiga zamorana que reside en Toledo me preguntó ayer, con sorna de Sanabria, si estoy contento con la victoria del Racing y la derrota del Toledo. Le dije que las únicas derrotas que me alegran son las del “puntos suspensivos”. Y lo que más me alegra no es solo que gane mi equipo sino que te lo cuente en el campo con argumentos. Defendiento su triunfo con todas sus armas.

Esta vez fue Joselu la estrella del coliseo del Sardina, marcando y marcándose un gran partido. Acudió, como Pablo Rey hace dos semanas, a ofrecer su gol al templo del fondo sur, donde los acólitos bajan últimamente en cascada a tocar a sus héroes con cada gol, que es oro puro en el mercado de valores. Joselu estuvo soberbio lo mismo que Adrián Armental y Álvaro Rey. Y Mackay, que mantuvo por cuarto partido consecutivo en casa la virginidad de la portería.
Como ya dije por ahí, si un equipo se entrega al máximo en el campo su afición hace lo propio y lo valora. Y crece, y sueña. Nuestra gente sabe que podemos descender a Tercera, que esa amenaza es real y todavía potente; pero hay más esperanza hoy que hace un mes o dos. Se confía un poco más en el equipo que antes. Se cosecha más de lo que se lleva el recaudador. El Racing se revuelve y no pierde comba con la cosa de la permanencia. Sobrevive y pelea como gato desgarrando un ovillo. Se ve en el campo y el sudor salpica. Ahora sí. Las orejas del lobo y las prisas tienen la culpa. Sí, vale, y lo de Punta Cana. Pero es obvio que el equipo está en otra onda. La buena. Agrada en su feudo. Gana. Deja en el vestuario lo prescindible. Y con todo ello a lo mejor se salva.

A los de verde botella les penaliza su pésimo rendimiento lejos de Ferrol. Hay una luz roja que no deja de molestar desde septiembre de 2017. El carbono 14 certifica que es de esa fecha lejana la última victoria fuera de casa. Hay que ir a ganar a Fuenlabrada y eso lo saben hasta la princesa Leonor y el Pedrerol. Y ya sería el colmo que se acuerden los azulones de resucitar precisamente ante nosotros. Tampoco sería la primera vez que devolvemos a la vida a un rival. Somos así de generosos. El Fuenla arrasó en la primera vuelta y está dando mucha pena en la segunda. Pero mucha. Pero los racinguistas no tienen otra alternativa que ir a por la victoria al Fernando Torres sin temores ni reverencias. Fuera de casa somos más cautos, contemplativos, erráticos. Menos intrépidos. Asaltar a un ex líder indiscutible, a un equipazo al que le ha picado una mosca tsé-tsé y sigue durmiendo ni es fácil ni imposible. Pero lo único que importa ahora son los puntos. Acercarnos cuanto antes a la cuarentena antes de que nos pique una velutina.
No debemos caer en el error de pensar que la permanencia la conseguiremos solamente con ganar lo de A Malata. Porque puede que no sea suficiente. O puede que no lo ganemos todo. Cada partido es una final. Lo fue lo del sábado pasado y lo será lo de Fuenlabrada tanto o más. No estará el gigante de Palmeira para marcar goles pero algo habrá que hacer para dar miedo a los madrileños. Fundamentalmente hacer que pese más en la balanza nuestro sueño, salvarnos, que su ilusión.


Por Jorge Deza para muchacalidad.com #FutbolFerrol


Foto: Bruno Penas