«LECHE» | La Contracrónica por Jorge Deza

comparte


Rápido de Bouzas, Toledo, San Sebastián de los Reyes, Valladolid B y Rayo Majadahonda en casa y Cerceda, Fuenlabrada y Real Madrid Castilla fuera. Eso es lo que le queda al Racing para sumar los puntos que le puedan dar la salvación o, como mal menor, el pase a la promoción de permanencia. Muchos dicen que con ganar lo de A Malata llegaría. Terminaríamos esta liga con 43 puntos. Pero, sinceramente, dudo que hagamos un pleno en la ribera del Sardina. Apuesto más por tres victorias caseras (déjenme apuntar, en esta suerte de incontenible “cuenta de la lechera”, Rápido de Bouzas, Toledo y Valladolid B) y dos foráneas (Cerceda y Real Madrid Castilla). Hay donde elegir en la lechería, aunque el margen de maniobra es cada vez menor.

La derrota en el barrio de Lavadores (cuarta en toda la historia de los Turista/Celta-Turista/Celta B vs Racing en “división de bronce”) puso de manifiesto que si no entramos en los partidos convencidos de ganar no ganamos. Que si nos empeñamos en jugar al fútbol sala o al balonmano no ganamos. Que si no mordemos desde el pitido inicial, y hasta el último pitido, no ganamos. Hay que luchar, no jugar bonito. Hay que dar problemas al vecino, no tener la pelota. Poseer el balón no es mandar. El Celta B le alquiló buena parte de la tarde el esférico a los de la “Detroit española” para que retozasen con él. Pero cuando defendió y atacó el cuadro olívico lo hizo de fábula. Y nosotros no. Defendimos de sainete y atacamos de “comedietta”. Por resumirlo mucho, la cosa está clara. Sacrificarse. Pero con criterio. Ya no importa la calidad ni la belleza. Queremos salir de aquí y que confunda el demonio a esta temporada.
Para ser campeones hay que sufrir siempre. Y para evitar un descenso también.

Hay gente que dice que el próximo rival verde, Rápido de Bouzas, está donde está porque solo es un montón de “obreros” que pelean, corren, defienden, atacan, presionan, entran, se mueven, se lanzan, cortan y despejan como si no hubiese un mañana. No está mal. Que nos dé la receta el decano del fútbol vigués, porque con todo ello tiene 52 puntazos y no solo podría jugar la Fase de Ascenso al término de la liga regular sino ser campeón del Grupo. Visto lo del club negrigualda me pregunto qué hemos estado haciendo nosotros desde julio de 2017. Aparte de lo que están pensando.

Foto: Aileen Photo @photoaileen (cedida)

El partido de Vigo no me gustó. Personalmente odio los microcampos, y que jueguen en ligas sénior los equipos llamados “B”, que ya no son canteras locales sino agencias de colocación de chavalería sin fronteras. Estamos en el siglo XXI para ciertas cosas. Para otras estamos fuera del tiempo. Pero al margen de estas filosofías de teclado de ordenador, me fastidió que la intensidad, el ritmo, las ideas claras y limpias, el dominio real del cotarro dominical correspondiese a un Celta B que, vale, que sí, que lucha por la Fase de Ascenso (pese a la desventaja que tiene) pero que si no llega arriba no pasa nada. El Racing regresó inopinadamente al pasado porque ni jugaron los idóneos ni se plantó en el futbolín de Barreiro con un guión elaborado.
Jugar en un campo estrecho y corto, contra un rival preñado de juventud, peinados de diseño y ansias de éxitos, que aspira aún a seguir jugando más allá de la 38ª jornada; que demostró un notable orden defensivo, una notable capacidad colectiva para presionar el balón y notable desparpajo para estirar el campo a base de pases y movimientos sin oposición; jugar, digo, con esos condicionantes, exigía actuar con la quinta marcha puesta. Exigía velocidad e insistencia por los extremos. Pedía más fútbol directo que de salón-comedor. Es verdad que al final mereció el Racing marcar algún gol y, con ello, quizá un empate. Pero decir esto es reconstruir un partido que se jugó el domingo. Y hoy es martes. No podemos sumar ocasiones y con ellas hacer un perfil a la carta del encuentro. Porque de entrar la primera ya saldría otro partido diferente, y tal. Es ridículo pensar que el Racing perdió por un error defensivo. O decir que solo faltó el gol. ¿De verdad? ¿Al Racing solo le faltó marcar el domingo? El cuadro de Ricardo perdió el partido antes de empezar. Con su salida atribulada, sin respuesta. Con su ritmo apagado, contemplativo. Con su falta de recursos. Y quizá por no haber jugado desde el comienzo con otros jugadores. Adrián o Sota, por ejemplo. Y dejar a otros en el banquillo. O en casa.

Da igual. Estamos como estamos esta temporada y los demás también sufren, y fallan, y recaen. Y filosofan. Aún perderemos algún partido más. Ojalá que solo sea uno más. Vuelvo a decir que no creo que ganemos los cinco de A Malata. Pero ojalá me equivoque de plano. El Racing no depende de sí mismo en este drama pero su salvación la logrará por lo que haga y deje de hacer en sus partidos. En los suyos. En lo que haga cada minuto de los 720 que le quedan de “vida” en esta Segunda B. Repito, en lo que haga en cada minuto. No se puede perder el tiempo en florituras, en posados ni en vida contemplativa.
Tiene dos choques contra rivales directos. Tiene tres choques contra gallitos. Y tiene algunas de las claves para saldar todo esto de forma satisfactoria. Porque, aunque la plantilla es asimétrica, heterogénea, inconstante y rimbombante, demostró en algunas cápsulas de este campeonato que anida en ella la fórmula para salvarse.
Que la leche no se nos corte el domingo. Y que las “avispas” de Bouzas no sean velutinas.


Por Jorge Deza para muchacalidad.com #FutbolFerrol