LA CONTRACRÓNICA | Estar y ser

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Por Jorge Deza para muchacalidad.com   #FutbolFerrol


Después de la justa victoria ante el Silva, el Racing se siente más aliviado pero también responsabilizado. Todo el mundo asume que hay endebleces, errores y márgenes de mejora importantes. Ya hay voces que apuntan que eso de llevarse de calle la liga es poco menos que una quimera. Igual que marcar goles quita temores, ganar disipa el estrés. Pero no es malo tener presentes los problemas para ir buscándoles solución.

Defensivamente el Racing 2018/19 es flojo. Sus centrales, Garrido y Catú, son blandos y superables y sus laterales carecen de contundencia. Siempre esperé más de Diego Seoane desde que llegó al Racing. Pero no le acabo de coger el punto ao ourensano. Me pasa como me pasó con Alberto Méndez, aquel galaico-alemán que viniera del Arsenal. No hubo manera. El andaluz Villarejo alterna cosas buenas con bajones y despistes. A ambos, Seoane y Villarejo, les falta una pronunciada contundencia, y no pocas veces acuden en su auxilio compañeros para cortar de raíz alegrías rivales. Si esto pasa contra equipos de mitad de la tabla para abajo, ¿qué sucederá cuando juguemos con Bergantiños, Compostela, Arosa y compañía?

No inspira seguridad en la medida deseada la retaguardia verde. Encaja, además, demasiados goles para tan pocos partidos como van jugados. Cuatro del Somozas fuera, tres del Céltiga y dos del Silva en casa…. No tiene, por ahora, el empaque propio de un aspirante al primer puesto. O al segundo, al tercero o al cuarto. No es crítica corrosiva ni tribulación incontenible. ¿Para qué? Es la serena realidad.

No solo hará falta ponerse mucho las pilas atrás. Probablemente, además de refuerzos, habrá que plantearse jugar más al ataque que a defender. Porque no sabemos defender en condiciones. Somos demasiado vulnerables. Larraz lo sabe, lo ve, lo expresa en la banda. Y lo declara públicamente.  La mejor defensa para este Racing de solo catorce jugadores “de campo” habituales (Léo Paulino está pero, por ahora, no se les espera) es presionar y robar lo más cerca del área rival. Tenemos armas para ello. Se vislumbró eso como solución en el partido del pasado domingo. Para resolver papeletas pero también para formar un hábito e imponer un estilo.

Emilio Larraz ve a su equipo falto de confianza. Foto: Sandy López

En el centro del campo falta ver la verdadera evolución y el desarrollo del concurso de gente como Carlos García, Borja o Joel, porque aún es difusa. Ahí se necesitan más arroz y más mejillón, más pase adelante y menos toque. Mando fijo. No puede ser que la salida de balón parta de los laterales, que más que lanzadores ejercen de “despejadores”. Se rifó más de la cuenta la pelota contra los coruñeses y eso llevó el partido a instantes de patio de colegio concertado. Pau Bosch, delante de la pareja de centrales, la pide, otea el campo y ayuda. Tiene espacio de movimientos. Quiere. Pero me parece excesivo jugar con cinco futbolistas, como poco, en tareas defensivas en pleno templo racinguista en horario infantil. Debe prevalecer el equilibrio en las tareas y en el tablero del ajedrez. ¿Dónde somos fuertes? Arriba si presionamos donde corresponde y si manejamos buenos balones. Ahí podemos ser hasta letales, si nos lo proponemos. Tiremos de nuestra fuerza, por tanto. Y dejémonos de elogiar y conceder a los rivales.

Joselu se destapó ante el Silva. El de Palmeira es ya uno de los máximos goleadores absolutos del Racing en sus casi 99 años de existencia. Y uno de los que más tantos marcó en un menor margen de tiempo (tres temporadas y pico, porque la pasada no la jugó toda y la actual solo lleva seis estaciones). Vimos en la soleada tarde junto a la ribera del Sardina al Joselu ganador, al Joselu talentoso y protagonista. Tiene que notarse su nivel en esta categoría, es obvio. A Joselu hay que darle buenos balones con espacio. Lo sabemos desde siempre. Dará problemas y creará peligro. Y los goles caerán. El delantero auxilia más en las tareas defensivas, además. Los de arriba tienen que defender tanto o más que los de atrás este año. Tenemos que enseñar nuestra cara ambiciosa. Y la ambición ha de empezar por ahí. El Racing tiene que tener el balón y jugar más de la línea central hacia adelante. Ser capaz de sostener una intensidad y un ritmo que dure muchos minutos. Aún no puede, porque físicamente no somos un portento colectivo y porque sigo creyendo que faltan perchas en el armario y elegir la táctica más favorable. Al Racing le cuesta templar con elegancia los partidos, porque se pierde muchas veces en disputas aéreas, rechaces, patadas a seguir y bombeos que afean el espectáculo y desnortan al conjunto. Eso sí, es lo que hay en Cuarta, no nos engañemos tampoco.

Sanmartin anotó el cuarto tanto del Racing ante el CD Silva / Foto: Sandy López

¿Y Sanmartín? Ilusionante. Se postuló como ese segundo punta necesario, incluso eclipsando al siempre abnegado (pero el domingo un poco más gris) Juan Antonio. El chaval ferrolano marcó nada más pisar el césped y lo hizo con amor por el área y con valentía. Que siga la rueda.

No me preocupa demasiado el futuro ofensivo del Racing. Pero su manera de desplegarse en el campo, su fútbol, tiene que ir evolucionando. Insisto. Jugar más al ataque, más en campo ajeno. Que la salida del balón del contrincante note obstáculos. Con ello se podrá ganar tiro a puerta, centros y posesiones lejos de campo propio, que no comprometan a una defensa, la nuestra, que debería actuar más en el centro del campo que volviendo loco al bueno de Diego Rivas.

Una cosa es clara. Cuando el Racing se estabilice defensivamente va a jugar mejor y a ganar casi siempre. Esto no significa que los males de este equipo se deban focalizar en los de atrás. Salvo ante el Somozas no hubo ningún partido hasta ahora sin minutos genuinamente buenos de los nuestros. Pero somos un poco reservones y desconfiados, y eso nos conduce a ser torpones porque tenemos que tomar más Colacao. La parte no tan buena es que si somos una coladera nos va a costar todo más de lo debido. La parte buena es que el núcleo duro de los talentosos tiene que marcar diferencias. Frente al Silva lo hicieron Joselu y Pablo Rey. Y se atrevió Sanmartín. Y los tres mojaron.

La Tercera División o es camino de piedras o es campo a través. Todo depende del calzado que llevemos y de la zancada que nos exiga la superficie. El Racing sigue buscando identidad y, a veces, como con chispazos, se observan detalles para el futuro. Estamos donde estamos pero no solo queremos estar, sino también ser.

Será lo que será en Paiosaco. Otro de los equipos del verano verde.