LA CONTRACRÓNICA | Merengues y melindres

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Jorge Deza | muchacalidad.com


El giro de las últimas jornadas, sentando a estrellas y espabilando la empanada colectiva, poniéndose las pilas en lo mejorable y sintetizando la puesta en escena; parece ir dando frutos en el Racing.

Como la campaña pasada, en la que el cuadro verde tenía que ascender sí o sí, Emilio Larraz tenía que dar un golpe de timón, también o también, para que encauzar un rumbo más halagüeño en esta liga de acomodación.

Esta vez si

En el complejo de Valdebebas el Racing estuvo soberbio a la hora de proteger sus habichuelas. Esta vez sí. Defendió con criterio, con empeño, con estatus. Sacó petróleo en dos aproximaciones. Un penalty liviano y una jugada de rechupete. Resistió como colectivo no subvencionado de cosacos sin permiso para temer. Con compostura, con trabajo de verdad. Con melindres. Mayores dosis de confianza en sí mismos. Labrando el partido minuto a minuto. Paciencia y, por momentos, incluso con mucha ciencia. Gestionando cada momento del choque como tocaba. Esto fue la más importante. Cuando dominaba el cuadro de Raúl el Racing era muy grande conteniendo. Parando el ímpetu blanco y provocándole dudas.

Cuando salía el Racing metía peligro en el área blanca. Como en aquellos 50 metros lisos del guepardo Adrián Armental... Como en aquel disparo de Fer Beltrán… Y todo con el 1-2 ya en el luminoso. El Racing, con sus dos líneas de rompeolas, cerró bien. La cagada a dos de Villarejo y Fornos que supuso el gol local quedó en pírrica anécdota. Los verdes revistieron su humildad de recién ascendidos con saber estar. Aceptando sin rechistar la intensidad con la que el RM Castilla jugó en el segundo tiempo. Y la esforzada labor defensiva de todo el grupo esmeralda se coronó con un Diego Rivas imperator en la defensa de la puerta. El RM Castilla crecía y acabó jugando muy bien. Pero el Racing se engrandecía cuanto mejor jugaba el rival.

Ganó el fútbol en el Di Stéfano. Para lo que se suele ver en esta Segunda B fue un choque más que entretenido. Fue un encuentro rico, con roles marcados, con valentías. El equipo de casa fue de menos a más. Y el Racing también. Por un lado afloró la veteranía verde. Y su prudencia. Y su lección aprendida. Por otro, las ganas y el talento de uno de los mejores equipos del Grupo, que se topó con un contrincante que parece salir de su calvario.

Victoria de prestigio, para seguir creciendo. Y creyendo.   


Foto: El Racing se impuso en Valdebebas | muchacalidad.com