LA CONTRACRÓNICA | Suenan las bocinas

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Jorge Deza #FutbolFerrol


Lo anunciaron las bocinas del otro día. La recta final de la liga regular en Tercera División ya está aquí. Y tres equipos aspiran a ser campeones sin intención de agregar a nadie más. Son los aguardados, los fuertes. No soportó el tirón el Barco, y la UD Ourense empieza a tenerlo en chino. Tres eran tres y siguen siéndolo. El Racing, en línea de recuperación pero con una victoria en los últimos seis partidos. El Bergantiños, cinco jornadas sin ganar. Y el Compostela, el más osado, con once goles marcados en los últimos tres partidos, que ganó. Son ya un pañuelo ahí arriba para inventar una mini-liga de nueve semanas… y media, la inglesa, que no será suficiente para nadie con lo que se avecina.

Los tres “teams” con sus heridas de guerra y con sus armas e ilusiones intactas, tienen aún choques decisivos, y algunos muy directos. Son muchos puntos veintisiete. El equipo de Emilio Larraz, triturado por las lesiones y físicamente en observación, espera con urgencia fichajes, nunca fáciles a estas alturas de temporada. Al triunfo purgante ante el Arosa le sucedió un empate académico y deferente en As Eiroas para seguir reconstruyendo sensaciones y encarar lo que queda dándolo todo y más. Este Racing ajado y en cuarentena perpetua por las bajas lo disimula como puede. Y lo está llevando Larraz con un temple y un tacto escogidos. Sin desvirtuar el once ni variar el espíritu. Los juveniles, que llenan el banquillo cada semana, podrán contar un día que en aquella temporada en la que lo bueno empezó… mirábamos las cítaras colgadas de los sauces y llorábamos (o no). Sin alterar lo inalterable, haciéndose muchas preguntas y trabajando bien las respuestas, nadie pierde los papeles. Queremos pensar que la mala racha tardo-invernal pasó o está pasando ya. Que en este mes y pico que falta ganarán el oficio y arrasarán las ganas, más allá del juego. Porque el futuro espera.

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En Carballo no fue el Racing tan ambicioso como deseábamos pero sí más solvente de lo que esperábamos dado el panorama. Prudente y solidario. Resistente. Allí vimos a un Chema Leobalde recreándose bajo palos y demostrando credenciales. A Pablo Rey buscando el vellocino del gol a base de lanzamientos marca de la casa como aquel que, con claro marchamo, le sacaron a córner. La hierba sintética de Bértoa hizo el resto. Más fiesta y ambiente que miga hubo en el polígono carballés. Las bocinas, que no las campanas, salvaron a todos. A finales de marzo los puntos pesan ya mucho y el balón bota y rebota más de la cuenta. Y nadie quiere sorpresas. A veces no es malo reservar fuerzas ni arriesgar menos de la cuenta mientras controles el tráfico… Como Indurain seleccionando en Hautacam, pongo por caso. El rival del domingo, con su sabor a Racing de comienzos de década (Borja Facal, Roberto Baleato, Steve Ekedi), no está en su mejor momento pero su imagen del otro día demostró que luchará hasta el final por el entorchado. Los de Figueira suman cinco jornadas sin ganar. Pero nunca fueron, ni serán, un equipo fácil. El Racing está cruzando un río helado y, como todo río helado, hay que pasarlo con pies de plomo, mirando bien por dónde se pisa. Con inquieta paciencia. Y con calma muy activa.

Lo de O Couto va a definir muchísimo el devenir de esta liga. Será la última llamada para la UD Ourense en sus reducidas posibilidades de alcanzar el título. Y será ocasión excelente para los nuestros de seguir probándose entre aromas de pre-fase de ascenso con puntos cada vez más determinantes. Puntos de puntillas, jornada de puntazos. Eso puede ser la 30ª fecha. Segmento para consolidar un trayecto, empecinarse en el objetivo de ser campeones, dejar fuera de combate a los de As Burgas y esperar lo que suceda en un interesantísimo Barco-Compostela (los pizarreros no quieren descolgarse de los sauces de la FA3) y en un no menos atractivo Somozas-Bergantiños. En Calabagueiros y en el Alcalde Manuel Candocia también jugarán los racinguistas.