«Momentos» | La contracrónica por Jorge Deza

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De lo del pasado domingo ante el Rápido de Bouzas me quedé y me quedo con dos goles. Sí, sí, con dos. No solo con el del maestro Pablo Rey, uno de tantos de su repertorio, que ya alcanza 75 con la Verde en partidos oficiales; sino también con el marcado por la afición racinguista, liderada por los Diablos Verdes. La gente de A Malata no concedió espacio al proverbial derrotismo ferrolano, consciente de que el bote ya solo puede empujarlo el aliento, y no el viento que esta temporada sopla para otros. Que enfados, decepciones y tristezas han de quedar en el baúl más escondido del desván en esta recta final en la que aún puede pasar de todo. Es por ello que siempre se oyeron voces de ánimo, de aliento. ¡Vamos Racing! fue el mantra de la tarde. Ya no importa que juegue Fulano o Mengano. Que Pirulo esté más adelantado en su demarcación o que Zutano dé pases al hombre invisible. Solo juega el Racing. Y en cada partido estamos los dos solos. Afición y equipo. Lo que se ventila no es un viaje a Punta Cana con todos los gastos pagados sino nada menos que seguir en Segunda B y poder soñar con un ascenso a Segunda División en pleno centenario. Porque Puntas Canas hay muchas. Pero Centenarios solo uno cada siglo.


Foto: Bruno Pernas. muchacalidad.com

El fútbol tiene momentos. Es como una veleta expuesta a un viento rebelde. Juega con los estados de ánimo. Te deja en evidencia, te da una bofetada y a veces te hace llorar. Y reir. Momento especial fue ver a los Diablos Verdes descender en torrente hacia la valla, mientras un bombo rodaba, huérfano, asientos abajo. Como tantas veces en ocasiones memorables. En momentos especiales. Allá por los años veinte del pasado siglo, cuando el Racing era un Foot-Ball Club y la afición del Inferniño rugía su temible Ra-Ra-Ra, se decía que un gol del fundador Cancela bien valía una tarde fría o lluviosa. Y que un Manuel Rivera a medio gas valía por dos medianías. Hoy, en nuestro siglo, en nuestro tiempo, podemos decir que un gol de Pablo Rey, como el del otro día sin ir más lejos, vale su peso en oro, y una salvación y un flash en la memoria colectiva que, cuando ya no esté en activo, recordaremos siempre. Gracias Pablo por tirar las faltas como nadie. Y gracias, Racing, por los buenos momentos que, incluso en temporadas malas, nos brindas.


Por Jorge Deza para muchacalidad.com #FutbolFerrol