El inicio de curso del equipo gallego aumenta la crispación y las dudas sobre el nuevo proyecto de Lupe Murillo
El curso 20/21 fue, probablemente, el más decepcionante de los últimos tiempos para el Pontevedra. Una temporada ilusionante, con un proyecto de ascenso y jugadores de alto nivel. El año pasado se firmó a Rufo, uno de los mejores delanteros de la categoría, la vuelta de Charles y la llegada de Romay para el centro del campo.
Con el avance de la temporada, los tropiezos se sucedían y los resultados no acompañaban. Ni tan siquiera la vuelta de Luisito al banquillo granate pudo remontar el vuelo de un equipo en caída libre. De esta manera, uno de los favoritos para los puestos de ascenso a Segunda División española, se convertía oficialmente en equipo de 2ª RFEF.
Una dinámica negativa arrastrada y continua en el tiempo hasta el día de hoy. Pasó el verano, llegaron los cambios, pero la racha no cesa.
Toni Otero y nuevos fichajes
La presidenta del club, Lupe Murillo, anunció muchos cambios para el curso 21/22. El primero de todos, el director deportivo, Toni Otero. Con experiencia en equipos gallegos como Celta de Vigo y Lugo, Toni Otero tenía la difícil tarea de reconstruir el Pontevedra desde los cimientos hasta el techo.

Su primera decisión fue apostar por Ángel Rodríguez, ex entrenador del Covadonga, como nuevo técnico del “Ponte”. Una apuesta personal que, hasta el momento, no está dando las alegrías que todos esperaban. Tras su llegada, aseguró la columna vertebral del equipo y vinieron fichajes de renombre para dar un salto de calidad a la plantilla.
Muchos jugadores abandonaron la disciplina granate, pero Álvaro Cortés, Churre, Romay, Álex González, Rufo y Charles se quedaron. Con ellos llegaron jugadores contrastados en la antigua 2ªB. David Soto y Brais Abelenda llegaron del Compostela, Seaone y Javi Rey del Racing de Ferrol y Samu Araújo procedente del Atlético de Madrid “B”.
Un inicio desilusionante
A pesar de contar con una de las mejores plantillas de toda la 2ª RFEF, el Pontevedra sigue sin coger ritmo. Tras tres jornadas disputadas, los gallegos cosecharon dos empates y una derrota. Esta última muy dolorosa, en casa, frente al Leganés “B”. Ángel Rodríguez, el nuevo entrenador, no consigue dar con la tecla definitiva para romper esta mala racha, vigente desde el curso anterior.
El equipo sufre los mismos problemas. Poca seguridad defensiva, falta de ritmo con balón, muy planos y poco verticales, sin ideas y, los que se suponen que tienen que marcar la diferencia, no la marcan. Charles y Rufo siguen sin encajar juntos, en lugar de complementarse, se molestan. Ni Luisito ni ahora Ángel dan con la fórmula para juntar a los dos futbolistas más determinantes del equipo.
La afición, falta de ilusión desde hace un tiempo, busca algún clavo ardiendo al que agarrarse. Harán gala de su “Hai que roelo” más que nunca, no piensan en abandonar a su equipo y seguirán acompañándoles en su camino hacia la victoria. Siguiente encuentro, en Carballo frente al Bergantiños. Dos equipos necesitados de puntos y en la cuerda floja, un nuevo derbi gallego que asegura emoción y buen fútbol.