El fichaje de Charlie Patiño, joven mediocampista británico de raíces gallegas, prometía ser un salto de calidad para el Deportivo de La Coruña. Sin embargo, tras meses de discretas actuaciones y crecientes críticas, la afición ha perdido la paciencia, etiquetándolo como una decepción.
De la ilusión al desencanto
Cuando Patiño aterrizó en Riazor, muchos deportivistas soñaban con un mediocampista que combinara talento internacional con amor por los colores blanquiazules, heredado de su ascendencia gallega. Hoy, ese sueño parece lejano. Los pocos minutos que ha jugado no han convencido ni a la grada ni a los técnicos.
La polémica comenzó con el ya destituido Imanol Idiakez, quien relegó a Patiño al banquillo, lo que generó críticas de los aficionados. Pero las actuaciones del mediocampista han dado un giro inesperado a la narrativa. En redes sociales, los más críticos admiten ahora que el técnico vasco «tenía razón».
Redes sociales en pie de guerra
En la plataforma X (anteriormente Twitter), las opiniones son tajantes. «Patiño no jugaba porque es muy malo», publicó el usuario @yeremaysismo_10, tras el reciente partido frente al Almería, donde el británico tuvo una actuación para el olvido en apenas diez minutos.
Otro aficionado, @campeonamos, lanzó un dardo envenenado: «Es imposible que sea tan malo. Parece un youtuber jugando al fútbol». La comparación, aunque ácida, refleja el nivel de frustración entre los hinchas.
¿Cesión como salida?
Con el mercado invernal a la vuelta de la esquina, parte de la afición sugiere una cesión como la mejor opción para que Patiño recupere confianza y nivel. «Mandarlo a un equipo menor es lo mejor para el club y para él», comentan algunos seguidores, cansados de lo que ven como una apuesta fallida.
Sin embargo, todavía hay voces de esperanza. @danibg_rcd aseguró: «Fue un mal partido, pero confío en que terminará por adaptarse y callará bocas. Paciencia.»
El futuro de Charlie Patiño: incógnitas y presión
A pesar de las críticas, el británico sigue contando con un grupo de fieles que recuerdan su vínculo emocional con el club y creen que aún puede brillar. Sin embargo, el tiempo corre, y el Deportivo no puede permitirse más deslices en su lucha por ascender.
El caso de Patiño es un recordatorio de cómo el peso de las expectativas puede ser tan desafiante como el fútbol en sí mismo. ¿Será capaz de revertir la situación y redimirse ante Riazor?