EN CASA DEL ENEMIGO | Juanito Bazo, el matador del Barco que deslumbró sobre la arena

comparte

Manu Amor #FutbolFerrol


En ocasiones, bastantes, la fortuna y el transcurrir de la vida caminan de la mano. Estar en el lugar adecuado en el momento justo, que dicen algunos. La historia de Juanito Bazo (El Puerto de Santa María, Cádiz, 1994) tiene mucho de casualidad. El delantero firmó este verano por el Barco después de jugar los últimos seis meses de la temporada 2017/18 con el Coruxo. La manera en que llamó la atención del equipo olívico es, cuanto menos, curiosa.

Desde sus inicios, Bazo siempre sobresalió por encima de sus compañeros. Su talento le sirvió para pasar por las canteras de Betis o Cádiz, y para debutar en Segunda B con tan solo 18 años. En verano, para no perder la forma, suele jugar al fútbol playa. Situémonos en el 2016. “Decidí disputar el Campeonato de España con un equipo humilde, repleto de amigos. Hasta estaba mi hermano de portero. El Coruxo era el rival a batir, con jugadores internacionales, entre ellos Ramiro Amarelle -considerado el mejor del mundo en esta disciplina-. Jugamos contra ellos, les ganamos y metí tres o cuatro goles”, asegura nuestro protagonista. Lo más sorprendente ocurrió después.

“Estábamos ya en la carpa, descansando, y se acercó un señor: “¿Está el número 7? ¿Puede salir un momento?”. Era Gustavo Falqué, el presidente del Coruxo. Se presentó, me preguntó mi edad, me dijo que me iba a seguir y me ofreció estar a prueba con el equipo de fútbol. Le dije que ya había firmado con el Plasencia y que era completamente inviable. También me llamó en ese mercado invernal, pero mi club no me dejó salir”, cuenta el delantero. El interés era real. Falqué no tiró la toalla, pese a que los primeros intentos no fructificaron: “La temporada siguiente firmé por el Espeleño andaluz. Estaba jugando bien, metí diez goles y volvió a contactar conmigo en Navidad. Esta vez sí me permitieron marcharme”.

En tiempos de Wyscout y análisis milimétricos, Juanito había conseguido un contrato en Segunda B después de destacar en un torneo de fútbol playa. Ver para creer. “Tras aquella conversación, me había quedado la espinita de jugar en el Coruxo. El primer verano también recibí ofertas de Segunda B, pero el Plasencia tenía un proyecto muy ambicioso”, afirma.

Después de no gozar de muchos minutos en O Vao, Bazo se ha convertido en la figura de un Barco que lucha por jugar el play-off. Sus quince goles le catapultan a la zona noble de la tabla de anotadores; el último, el pasado domingo ante el Arosa, de puro oportunismo. En el inicio de la segunda vuelta, el killer sufrió un pequeño bajón: “El delantero es lo que destaca, pero si no le llegan balones es difícil que marque. Tuvimos una serie de partidos en la que nos costaba llegar al área. Los rivales se encerraban”. Y es que, entre las jornadas 18 y 27, el conjunto valdeorrés no sumó ni un solo triunfo: “Todos los equipos pasan por una mala racha. Era muy difícil mantener lo que estábamos haciendo. Las segundas vueltas son más complicadas, todos se juegan algo”.

Coruxo FC | TV

Su gran rendimiento propició que le lloviesen propuestas de otros clubes en el mercado invernal: “Tuve varias ofertas de Segunda B y Tercera, pero decidí quedarme aquí. Tanto mi pareja como yo estamos contentos, el proyecto es interesante y el club paga bien, al día. Me senté con el presi y me dijo que era un jugador muy importante. Así me siento. Haber cambiado otra vez en Navidad… Estoy jugándolo todo, el equipo arriba, pagan al día… ¿Para qué cambiar?”. Apostó por el Barco, que ahora pelea por alcanzar cotas inimaginables hace un tiempo: “Solo pienso en ayudar a que el equipo se meta en play-off. Después de perder contra el Arosa, miré el móvil y vi que estuvimos todo el partido siendo cuartos. Pero seguimos dependiendo de nosotros mismos”.

El delantero, que mantiene una gran relación con Fer Beltrán, mira con optimismo el duelo ante el Racing: “Tienen una plantilla hecha para ser campeones. Es el claro candidato, yo lo sigo viendo como favorito. Tuvo altibajos, le costó entrar, pero cuando puso el modo crucero parecía que iba a arrasar. Las lesiones y la mala suerte han propiciado que ya no esté tan fino”. No estará para defenderle Catú, cuya rotura del ligamento cruzado se confirmó el lunes: “Lo hablé hace un par de semanas con Fer. Le dije: cuando juguéis contra nosotros, a ver si encierras a Catú. Por desgracia, no podrá estar. Pero también le dije que Garrido estuviese tranquilito, que Diego Rivas se reservase para el play-off… A ver si hay suerte (risas)”.

Curro Vacas, con el que coincidió en el Atlético Espeleño, y Antón de Vicente, compañero en el Coruxo, también le han hablado maravillas del club ferrolano. Vacas, de hecho, ya le ha recordado que este domingo estará pendiente del encuentro. “Debemos ser efectivos en las ocasiones que tengamos, y quitarles la pelota. No podemos estar todo el partido corriendo detrás del balón”, asevera. Para ello, contarán con el apoyo de una afición que llenará Calabagueiros: “Me impactó el seguimiento que hay sobre el equipo, el campo está hasta arriba todos los domingos. Vas por el pueblo y la gente te habla, viven el Barco”. Un futbolista que adora su profesión, que exprime al máximo cada entrenamiento y que solo piensa en hacer historia en Valdeorras. Juanito Bazo, el matador que deslumbró sobre la arena.