El Deportivo volvió a fallar en la última jornada de Liga por segunda temporada. Una victoria le hubiese dado un final de temporada feliz, sin esperar a los sufrimientos de eliminatorias complementarias para cumplir objetivos.
Lo de esta temporada resultó increíble. La superioridad del Barcelona B abarató el ascenso, pero dio la sensación de que a los varios aspirantes que pasaron por la primera posición en diversos momentos de la temporada les faltó algo para poder convertirse en el equipo más poderoso de la categoría.
La incredulidad tuvo su corolario en la última jornada liguera. Hasta el campeón, Barcelona B, falló. No ganó ninguno de los seis primeros de la tabla y todos, salvo el segundo equipo azulgrana, se jugaban cosas importantes.
El Deportivo también estaba entre ellos. Jugaba de visitante contra un rival al que nunca ganara en la capital riojana y esta vez tampoco lo hizo. Sumó su noveno partido de la temporada sin anotar goles (ocho de Liga y uno de Copa), pero la frustración fue mayor al ver que el Eibar empataba en Granada y el Fundación Osasuna perdía en Cáceres. Si las gallegas hubiesen vencido habrían logrado el segundo ascenso de su historia a Primera División.
A Irene Ferreras le pasó lo que el año pasado a Miguel Llorente. Empató y deberá ir a eliminatorias. Lo de la pasada campaña fue muy grave, pues empató en casa contra el At. Madrid B, yendo todo el rato a remolque en el marcador contra un oponente que acabó tercero por la cola, y porque la eliminatoria a la que fue era la de la permanencia.
La de la actual temporada es más agradecido. Va a una segunda oportunidad que será más complicada que la del primer ascenso, en la que ganara dos eliminatorias a los equipos menos fuertes de aquella fase de ascenso (Alhama y Femarguín). Ahora deberá hacerlo frente al Cáceres, contra quien perdió los dos partidos ligueros claramente y, de superar el envite, continuará su tentativa contra el vencedor del Granada-Fundación Osasuna. Lo más positivo es que los partidos del desenlace siempre serán en casa y, de perder, el equipo quedará como estaba, a diferencia de lo que podría haber pasado de perder el partido de hace un año ante el Tenerife.