Hasta hace nada, el sueño de cualquier joven futbolista prometedor pasaba por jugar en las grandes ligas europeas, escuchar el himno de la Cahmpions League y llegar a representar a su selección en una Eurocopa o un Mundial.
Digo hasta hace poco, porque de la noche a la mañana el fichaje de Gabri Veiga por el Al-Ahli saudí, ha derribado todas estas premisas de un solo golpe. El caso del futbolista de O Porriño, que ha preferido los petrodólares de Arabia a enrolarse en cualquiera de los grandes equipos europeos que le garantizaban competir en las grandes ligas y pelear por hacerse un hueco entre la élite europea de la Champions League, es sin duda el caso más llamativo de todos los que han protagonizado los clubes árabes que se están inflando a fichajes de grandes figuras del fútbol europeo.
El mundo al revés
Hasta ahora, la llamada de oriente medio, sonaba para futbolistas ya entrados en años y cerca del ocaso de su carrera. Cristiano Ronaldo, Benzemá o Neymar son algunos ejemplos, a ellos se van sumando cada vez más jugadores de cierto nivel que deciden aceptar las mareantes ofertas sobre todo de los clubes árabes y se enrolan sin pensarlo en una liga que, de momento, no supera el nivel de la Primera Federación española, pero en la que cobran sueldos que nadie pagaría en Europa tan siquiera la mitad.
Lo normal en el mundo del fútbol hasta ahora, era que para llegar a cobrar grandes cifras de dinero el futbolista debería demostrar su valía más allá de lo que la corta carrera de Veiga le ha permitido enseñar. El camino solía ser el de triunfar en su club, firmar por uno de los grandes, vestir la roja y soñar con una Champions o un Mundial. Pues bien, en el caso de Gabri Veiga solo se ha cumplido la primera de las premisas.
El canterano céltico marcó 11 goles y dio 4 asistencias en Primera División, es internacional con las categorías inferiores de la selección española y es, junto a Iago Aspas, la estrella del Real Club Celta de Vigo. Hasta ahí todo correcto y en un orden que podríamos considerar como normal. El resto,un verano debatiéndose entre ofertas después de su sensacional campaña, en el que la directiva del conjunto vigués se encontró con el interés de media Europa por su jugador. Desde Balaídos, el club lo tasó en los 40 millones de euros de su cláusula de rescisión. Madrid, Barça, y Manchester City…entre otros, se interesaron por el jugador. Ninguna de las negociaciones de interés se llegó a cerrarse, hasta que el Nápoles, campeón de la Serie A , hizo llegar a los celestes una oferta de 35 millones y algunos más en variables, y cuando todo el mundo daba por hecho que el futbolista viajaría a Italia, apareció Arabia Saudí para poner el mundo del fútbol patas arriba con una mareante oferta por la que el sueldo del centrocampista rozará los 20 millones de euros, (algo irrechazable). El Al-Ahli abonó al Celta la cantidad de 30 millones de euros fijos más seis en variables en función de los partidos jugados, goles anotados, títulos conseguidos, etc. El Nápoles le daba 3 y en el Celta, que no le había mejorado el contrato viendo venir la jugada, apenas llegaba al millón.
Ahora, Gabri Veiga deberá recorrer un camino para nada previsto. Con 21 años, habrá de aclimatarse a un nuevo país , nueva forma de vida, nuevo club (donde nada será como en el Celta) y ser capaz de demostrar que fuera de su zona de confort será el mismo proyecto de futbolista que presentó sus credenciales la pasada temporada en La Liga. Es verdad que tal como dijo su ya ex-entrenador Rafa Benitez: «el jugador está en una situación que le arregla la vida a él y a su familia. Por su edad, puede volver a jugar en ligas más competitivas si hace falta».
Vamos a ver si otros siguen el mismo camino o si Arabia ha saciado ya su inagotable sed de atraer talento. Parece el mundo al revés. Dicen que el tiempo suele poner las cosas en su sitio. ¡¡¡SUERTE GABRI!!!