LA CONTRACRÓNICA | GO!

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Jorge Deza para #FutbolFerrol


Sin rodeos, sin explicaciones confusas, sin excusas. Sin victimismos que no necesitamos. Y sin miedo. La derrota en Santiago por la mínima ante un buen rival y aspirante a la fase de ascenso no es ningún drama. Cierto que el penalty no fue tal (fue “acoso sensual” solamente y el árbitro pitó peligro). Pero la recobrada vulnerabilidad del trabajo defensivo y jugar poco, a lo difícil y al balonazo también son ciertos. Me gusta el fútbol directo. Disfruto mucho viendo resúmenes de la liga inglesa en todas sus categorías. Qué quieren que les diga. En Albión terminan lo que empiezan. Y se le echa mucho huevo al freixó. Me comprenden. Velocidad, incorporación, llegada, tiro. Emoción. Pero la elaboración y el tecnicismo no valen demasiado cuando el contrario defiende con orden, se cubre bien y te la quita a base de presión inteligente y currada. Al Racing se les está juntando el desacierto con el estancamiento. Le cuesta meter miedo y sorprender. Y se frustra.

Acuciante es la pejiguera de las lesiones, lastre omnipresente en este club. Tener que meter a juveniles para hacer bulto en el banquillo con el cuadro de División de Honor luchando por la vida. Empeñarse en mantener todo lo que se pueda el viejo armarito de la abuela en vez de descongestionar para rotar y crear competitividad en el grupo (con lo de Javi Rey no queda más remedio que fichar y, a ser posible, dos tíos en vez de uno, por favor). Esas cosas se van pagando a plazos. Este Racing sigue siendo candidato y aspirante a todo, y de eso no hay duda. Pero se salió del rail hace cinco o seis jornadas y así el tren no marcha. Tiene derecho a una mala racha. También la tienen los demás. Pero hay que volver ya porque somos el Racing. Y, además, sabemos que podemos hacerlo. Apretando todo el mundo, otra vez, las tuercas. Con una llave inglesa de las grandes.

En el Vero Boquete el Racing no lo hizo tan mal. Pero falló demasiado. En liga regular te cobran tres puntos por ello. Pero en una fase de ascenso te mata. Siempre se vio el cuadro de Larraz a remolque de sus propias ansiedades. De sus inseguridades. De sus recursos reiterativos. Fue un partido de postín con perfil de evento superior por momentos y con balance no habitual en estos casos. Pocos podían esperar siete goles. Lo de San Lázaro fue un compendio de este Racing post-invernal. Empeoró defensivamente pero aún conserva arrestos para levantar un 4-1 y ponérselos de corbata al conjunto blanquiceleste. ¿Con qué nos quedamos? ¿Con la parsimonia que nos adorna desde el regreso de las vacaciones de fin de año o con las prisas de última hora del otro día? ¿Con la falta de contundencia (o convencimiento) o con la voluntad indudable del colectivo por volver a ganar partidos? ¿Cuál es el Racing real a 12 de marzo? El 4-3 engorda este mal comienzo de segunda vuelta. Con todo, seguimos segundos a un punto del de arriba. Sin embargo, esto no debe ser consuelo. Para ser campeones y luego ascender hay que ofrecer mucho más a estas alturas. No fútbol de fábula, no goleadas, no brillanteces que no harán gloria deportiva en esta categoría. Sino definición, oficio, practicidad, control. Como antes. Sensaciones. Incluso un poco de mala leche tampoco está de más. Que el Arosa pague los platos rotos el domingo. Go Racing!