LA CONTRACRÓNICA | Preciosos y preciados

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Dado que la liga 2020-21 apremia a los aspirantes-a-todo a no dormirse, el Racing se puso las pilas el domingo ante el Coruxo para ganar con autoridad, regalando cuatro goles preciosos en la elaboración y preciados en la ejecución. Porque bonita fue la acción personal de Seoane, llevándola, recortando, y tirando con estudiada intención y suave letalidad a la escuadra. Porque espectacular fue el mate de Elsinho rompiendo la canasta del Coruxo. No me digan que su testarazo no fue más un machaque a lo Jordan que otra cosa. Estatura manda. Porque imponente fue el zapatazo del chico del pañuelo, Álex López, que volvió por sus fueros poniendo criterio y demostrando que no es cojo disparando. Y porque fantástica fue la escapada de fin de semana bajo la gélida lluvia que todo lo envolvía de Dani Nieto, que se la regaló a Nathan para que éste la empujase a la red y pudiese encomendarse a su dios, allá en las nubes, por su primer gol en el Viejo Mundo. Y pudieron ser más, así de goloso y desconocido fue el Racing anteayer visto lo visto en A Coruña. Claro que el Coruxo no es del Dépor.

La concurrencia, alineada sin excesiva distancia social (a mí es que me dejó fascinado la forma en que fueron plantados, cuales eucaliptos de cooperativa de A Mariña u olivares de las sierras jienenses, los aficionados del Salamanca CF UDS en el choque del Helmántico contra el Racing, qué quieren que les diga) disfrutaba como no se veía en mucho tiempo y los que lo seguíamos por la TV, a la fuerza y en casita, y calentitos, lo disfrutábamos también, que ya pocos se acuerdan de los no agraciados en los sorteos pandémicos.

El Racing tiene armas, y si las explota todo irá muy bien. Si se cohibe, baja los brazos o sale con miedos no tiene nada que hacer. Pero sí tiene mucho que ganar si juega más por bandas (más Pumar es más alegría, y veremos cuando entre Moser, del cual se dicen cosas interesantes), si saca partido a las siempre peligrosas acciones a balón parado, a su capacidad de remate y de disparo a puerta, a saber controlar sin echarse atrás… Todo eso tiene que salir a flote en cada partido, pero durante los 90 minutos, y en casa y fuera, y no solo cuando haya espinas clavadas que sacarse, ambiente de dudas o apuradas llamadas de atención. Solo así, y nada es seguro al 100%, se podrán conseguir los sueños de esta campaña loca. 

Por cierto, hubo dos penaltys, uno por bando. El que le hacen a Pumar, de libro. El de Joselu también, si bien es verdad que el Gigante de Palmeira se protege el cuerpo y no busca beneficiarse de ello para irse tan fresco con el balón como el amigo Mujaid en Abanca-Riazor. En todo caso, al no ser pitado ninguno, que es lo que sucedió y lo que hay que comentar, pues todos contentos.