En un artículo de opinión en la web oficial del Racing de Ferrol, Pumar señala la existencia de un plan claro, una estrategia bien establecida, la capacidad de sacrificio y el alejarse de las distracciones como las claves del ascenso del Racing
En el mundo del fútbol actual, escasas son las ocasiones en las que un futbolista en activo, con contrato en vigor y en plantilla plasma sus pensamientos públicamente, y todavía más insólito es que dichas reflexiones queden plasmadas en la página oficial del club. Por no decir que es caso excepcional, pues no se recuerdan precedentes.
Y es que el Racing de Ferrol, a menos de 24 horas de su partido ante el Sporting, ha querido rescatar un texto que Fernando Pumar redactó durante la pasada temporada. Un curso histórico en el que la escuadra verde logró regresar al fútbol profesional después de 15 años deambulando por la tercera y cuarta categoría del fútbol español, superando a históricos como el Dépor o el Córdoba.
Una temporada que para Pumar fue muy difícil, ya que sufrió una lesión de cruzado el 22 de octubre de 2022 y no pudo participar en lo que restaba liga. En esa situación, el lateral ourensano apoyó a sus compañeros desde fuera del terreno de juego y aprovechó para dar forma a sus pensamientos en una suerte de cuaderno de bitácora de la campaña 2022/23.
«Existe un problema en la sociedad actual que quizá en el mundo del fútbol se difumina porque dicho problema es considerado una parte inseparable de la propia profesión. La fama», relata Pumar. «Las personas han dejado de hacer las cosas porque les guste, porque se diviertan, porque sea necesario, porque lo necesite un ser querido».
El jugador racinguista indica que gran parte de las cosas que hacemos son para ganar repercusión, incluso cuando no nos apetecen: «subimos una foto en tal sitio porque es donde más like me van a dar; como en tal restaurante porque es más conocido y la gente pensará que soy más guay; hago tal declaración pública porque si digo eso voy a recibir mucho feedback positivo».
Dentro del remolino de ese ruido en busca de gratificación, quedar bien y fama, se encontraba el Racing, «un equipo que lo único que busca es conseguir su objetivo». «No hay distracciones aparentes y si las hay ellos mismos se encargan de apartarlas, no hay un querer ser el más guapo, no hay un mostrarse como quiere la gente y no hay un yo por encima del nosotros«, revela.
«Hay equipos que en las dudas de la competición, en la desesperación de los minutos de sufrimiento, en los vaivenes de la temporada guardan las velas del barco, el timón gira a su libre albedrío y se dejan llevar por la situación», narra Pumar; perdiendo el rumbo y siendo superados tanto por sus competidores como por la situación.
Algo que no sucedió en el Racing de Ferrol: «Aquí existe un plan, tenemos una estrategia y todos remamos en la misma dirección para que el barco se dirija al puerto que todos queremos. Este es uno de esos intangibles que se mencionan en ocasiones en el deporte colectivo cuando se habla de equipos ganadores, ya que suele ser una característica común básica en todos ellos».
Y es que, pese al buen arranque liguero del pasado curso, a partir de la jornada 9 el Racing pasó por un bache importante: sufrió las bajas de Luca Ferrone y el propio Fernando Pumar y atravesó una racha aparentemente interminable de 15 encuentros, incluyendo el partido de Copa del Rey, en la que solamente logró 2 victorias con el Pontevedra y Linares.
En esa situación límite, el conjunto departamental no perdió los papeles. No hubo modificaciones drásticas en el esquema, las alineaciones o en la forma de jugar, sino que los de Cristóbal Parralo se mantuvieron fieles a su idea y trabajaron para sobreponerse a esas adversidades. Una apuesta arriesgada que terminó funcionando y culminó con el ascenso a la Liga Hypermotion.
Incluso en los momento más favorables, cuando el equipo rozaba el primer puesto y podían surgir ciertas prisas por la clasificación, ni el equipo ni la afición se desesperaron o se dejaron llevar por el ruido mediático. Ese es el motivo por el que el Racing regresó al fútbol profesional: la humildad, el trabajo y el sacrificio lejos de los focos o los favoritismos.
Fernando Pumar apunta que el problema de este intangible «es que no se entrena, o mejor dicho, no se puede producir o generar de la nada o cuando uno quiere». Es algo que surge «con pequeños e insignificantes detalles del día a día que sumados a otros gestos más relevantes van formando una mentalidad en el grupo que les aporta serenidad, fortaleza, motivación, esperanza».
«Así se ha producido en el vestuario, en el club y en la ciudad un orgullo de pertenencia hacia Ferrol», concluye Pumar. «La gente está orgullosa de su equipo, los niños llevan la camiseta de Heber, Carlos Vicente y Joselu y todo el mundo está identificado con los valores que este equipo, grupo de personas o entidad representa y muestra en cada cosa que hace, no solo los domingos de partido».