Por Augusto César Lendoiro
Por Hace un mes, tras la dura derrota ante el Celta B, señalaba que los cuatro siguientes partidos -Ponferradina, Sabadell, Nastic y Real Unión- eran importantes para vislumbrar el futuro del Deportivo. Hoy es el momento de hacer balance.
En mi artículo decía que si conseguíamos un mínimo de ocho puntos, creía que se estaba en condiciones de seguir aspirando al objetivo del ascenso directo. Ahora, con uno menos, jugado el primer cuarto de la temporada, y testado el nivel del grupo, sigo siendo optimista.
No caigamos en el error de dudar de todo. Los hay que comienzan por los porteros y finalizan con los delanteros. No les vale nada y eso es lo peor que podemos hacer, porque creo que la retaguardia, desde el medio centro defensivo, es de lo mejor de la categoría. Lo que se precisa es detectar nuestros evidentes puntos débiles y fortalecerlos.
Un dato curioso, que invita al optimismo, es que, en este mes para olvidar, el Depor recortó su distancia con el liderato. Pasamos de estar en la jornada siete, a 10 puntos del Nastic, a estar en la jornada once a 7 puntos de los líderes, aunque, en honor a la verdad, hay que decir que existe un numeroso grupo de equipos que nos llevan 6 puntos.
Sin ninguna duda digo que estamos a tiempo… siempre y cuando seamos capaces en enero de fichar un punta que garantice el gol que nos falta y, si se puede, un buen jugador de banda por la derecha.
A cambio, se debe recortar el overbooking creado este verano en el medio campo con jugadores veteranos, que no aportan nada y que impiden la irrupción de canteranos valiosos como Jairo, Diego Gómez….
Si a los chavales no les damos alguna oportunidad se irán. Se prolongaría así, aún más, lo increíble que resulta comprobar que, después de presumir desde hace años de vivir el mejor momento de nuestra cantera, no tenemos ni un sólo jugador en la plantilla actual, criado de verdad en Abegondo (Villares no lo es) que tenga 21 años o más. Algunos deberían aclarar qué ha ocurrido desde 2013-14, cuando el gran Fernando Vázquez ascendió a Primera División con la mitad de la plantilla y de los titulares de la cantera… y como premio lo echaron.
Y es que no les corresponde a los juveniles, salvo alguien muy excepcional, tener que resolver los problemas que, por edad, tendrían que asumir esas generaciones perdidas que, tras la marcha de Alex Bergantiños, lideran Ian Makaay ¡con 37 años! y el siguiente “veterano” es Yeremay con 20 años. ¿Cuál es la razón de ese vacío de ¡17 años! sin representante alguno y cuando jugamos una liga no profesional?
No podemos cargar la responsabilidad de un imprescindible ascenso, en jugadores de las edades y sueldos de Yeremay, Mella ó Martin Ochoa. No se puede olvidar que más de uno ha aparecido no porque se confiase de inicio en él, sino por el bajísimo nivel o lesión grave de algunos veteranos.
Está claro que se falló en la elección de jugadores de banda. Sólo tenemos a los de casa:. Mella, un pequeñito “Gento”, que me encanta, y Yeremay. Son distintos. Lástima que les cueste jugar por la derecha.
Eso ayudó a que Idiákez se equivocase al tomar la decisión de abandonar las bandas y jugar por dentro. Craso error. Creó un equipo previsible, fácil de defenderlo por la acumulación de muchos jugadores en la zona central. Sin bandas, sin alguien que rompa líneas en la media punta y sin gol, somos un equipo ramplón.
La inexistencia de un goleador en el Depor ha hecho el milagro futbolístico de convertir a los centrales no solo en sus hombres gol, sino en los que generan mayor peligro en los córners y faltas laterales de Lucas. Es algo que los rivales conocen y más propio de un equipo pequeño que de alguien que tiene la obligación de ascender.
Por eso, para afianzar el optimismo cara al ascenso directo, en un grupo con Lugo y Ponfe como grandes rivales, se debe comenzar por vencer en los dos próximos encuentros: en Riazor al mítico Logroñés -lo que suponía el viaje a La Rioja- y en nuestra primera visita a Tarazona, la pequeña capital del Moncayo.
Lo imprescindible lo dejamos para enero. Tiene que llegar, al menos, un goleador acreditado