En ocho jornadas, sólo ocho, la plantilla del Deportivo ha alcanzado la cúspide del fracaso colectivo. Sí, es cierto, los hados no han acompañado: malos arbitrajes, decisiones injustas, casi siempre en contra del equipo. Todo eso es verdad. Pero cuando llegas a la jornada 8 en descenso, no estás sólo por errores ajenos. Más bien, por errores propios.
Que dirán entonces, Sabadell, Tarazona, Teruel y Sestao, sus otros compañeros de “fatiga”. Sí, esos son los rivales con los que a día de hoy se juega el Deportivo su futuro. Su negro futuro. Imanol Idiáquez está repitiendo en Coruña los datos que lo llevaron a ser cesado en Zaragoza en la jornada 10 de la temporada 2018/19: fue después de empatar con el Tenerife. Era finales Octubre del año 2018. Maldito Octubre. En 10 jornadas el equipo había hecho 11 puntos, estaba a cuatro puntos del play off, y a dos puntos del descenso directo. Era segunda división A. El peor inicio que había tenido el Zaragoza en sus seis últimos años. En el Deportivo, un club con una masa social similar, pero en tercera división, va camino de “mejorar” esos números. De momento ha conseguido lo impensable: estamos en descenso. Con mala suerte, mal fario, o la disculpa que queramos, pero en descenso. Como Teruel, Tarazona y Sestao. Que partían con nuestro mismo objetivo de partida, como todo el mundo sabe.
El Deportivo se ha convertido en una trituradora de jugadores y entrenadores
Son datos. Es la realidad. Pero que nadie piense que estoy incitando o solicitando la dimisión de Imanol. Para nada. Creo que esta “trituradora” de jugadores y entrenadores en la que se ha convertido el Deportivo de la Coruña tiene otras causas, y otros culpables, que ocupan un lugar más destacado en la pirámide de responsabilidades del club. Así que, en mi opinión, dado que por mucho que cambiemos nada cambiará, como los últimos años han demostrado, habrá que armarse de paciencia y, por una vez, asumir las decisiones que se han tomado a principio de temporada, y con ese “barco” procurar terminar la singladura intentando que nos lleven a buen puerto, o vista la realidad actual, al menos que nos alejen de las rocas que nos lleven al fondo del mar.
Siendo positivos, hay motivos para la esperanza, hay quien ya realizó la proeza, hay un espejo donde mirarse, y una respuesta para las muchas preguntas que se estará haciendo Imanol Idiáquez y toda su tripulación:¿ Cómo carajo revertimos esta tragedia?.
El secreto del Deportivo está en el «Amore«
El secreto puede estar en un paisano suyo, Haritz Mujica, y en una localidad vasca: Amorebieta. Y en el club del pueblo: el “Amore”, como lo conocen.
Haritz Mujica (Pasajes, 1981) e Imanol Idiáquez (San Sebastián, 1972), son guipuzcoanos. Hasta ahí las semejanzas, al menos las conocidas. Amorebieta y el Deportivo de la Coruña no tienen apenas semejanzas. Una, pocos socios y ningún «miedo«; la otra, muchos socios, muchísimos, y «mucho miedo«, o eso dicen algunos grumetes de la tripulación. ¿estará ahí el secreto?. Ya lo decía Publio Siro: «nadie llegó a la cumbre acompañado del miedo«
Quizás, Imanol Idiáquez debería preguntarle, si no lo ha hecho ya, a su paisano (al que presumo que conoce) cuál fue su secreto, cómo consiguió que el Amorebieta, que había descendido de segunda División A la temporada anterior, que había hecho una renovación total de su plantilla, pero que llegado el mes de Octubre, finalizada la jornada 8 de la liga de 1ª Federación, se encontraba en última posición de la categoría, y a nueve puntos del ascenso directo. Es decir, una situación similar a la actual del Deportivo de la Coruña. ¡¡ El Amorebieta ascendió de forma directa a falta de dos jornadas para el fin!!. Siempre hay lugar para la esperanza. Cierto es que, ni Haritz Mujica es Imanol Idiáquez, ni «el Amore» es el Deportivo. Y nadie llegó a la cumbre acompañado del miedo.