Pontevedra, la pionera, y los olímpicos gallegos

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Día Nacional de Galicia. En Nantes, una de las tres capitales de Bretaña, una de las ocho naciones célticas, corría el minuto 82 cuando Tere Abelleira, que con su convocatoria entre las 18 de Montse Tomé ya se había convertido en la décimo séptima futbolista olímpica de origen gallego a lo largo de la historia, participaba del primer triunfo de España sobre Japón en el estreno de la roja en una Olimpiada.

Un siglo y cuatro años antes, el 28 de agosto de 1920, en el debut histórico de la masculina, Luis Otero colaboraba en el trunfo hispano sobre Dinamarca. Era el primer partido de la otra roja, la de la furia, en unos Juegos Olímpicos. El hecho tenía lugar un poco más al norte, en la flamenca Forest, en la Olimpiada de Amberes.

Ambos, Tere Abelleira y Luis Otero, volvieron a convertir a Pontevedra en cuna de futbolistas olímpicos que abrieron el telón de las Españas balompédicas, la femenina y la masculina, en unos Juegos.

Tere rompió la dinámica de las últimas Olimpiadas para las que se clasificara una selección española de fútbol. Mariño (2012) y Villar (2021), porteros, no llegaron a disputar minutos, pero tienen la condición de olímpicos por estar incluidos en las selecciones dirigidas por dos Luises, Milla y De la Fuente. Tanto es así, que el último, el de Aldán, tiene entre sus trofeos la plata de la final perdida contra Brasil en Toquio. Le pasó lo mismo que al coruñés Ramón González, que nunca fue internacional absoluto, pero estaba en la convocatoria de Paco Bru en 1920.

Es como si el fútbol gallego se acostumbrase a ganar sin jugar. Pepe, de padres verineses, es bicampeón del mundo (1958 y 1962) por estar en la convocatoria de Brasil habiéndose lesionado poco antes de comenzar los torneos de Suecia y Chile, beneficiando a Zagallo, su teórico suplente.

Hasta la fecha, 17 futbolistas de origen gallego han estado en Olimpiadas. Once han defendido el pabellón español, cuatro el uruguayo, uno el argentino y otro el suizo.

El galaico-uruguayo Cea, con dos oros, es el que más éxito ha tenido con su pleno en los dos Juegos en los que participó (1924 y 1928). También es el único que ha estado en dos Juegos y el que más partidos olímpicos suma (10). Sin embargo, el que más goles acumula es Ferreira. El punta de Estudiantes de La Plata, que fue plata en 1928, anotó seis dianas en cinco encuentros con Argentina.

Salvo que Tere lo remedie, los Juegos no han vuelto a ver un gol gallego desde 1968. En el Azteca mexicano, el ferrolano Juan, a los 77 minutos, hizo el único del España-Brasil en el primero de los tres choques en los que participó.

El fútbol de origen gallego ha estado presente en ocho ediciones de los Juegos: 1920 (3), 1924 (3), 1928 (4), 1968 (1), 1980 (2), 2012 (2), 2021 (1) y 2024 (1).

Obviamente, no siempre representaban a equipos gallegos. Ciñéndonos a éstos, solo siete pertenecían a equipos del cuadrante noroeste de Iberia cuando acudieron al evento de los cinco aros.
El equipo con más futbolistas aportados es el R. Vigo Sp. (Otero, Moncho Gil y Ramón González), seguido por el Celta (Pasarín e Iván Villar), teniendo uno el entonces Ferrol (Juan) y otro el Deportivo (Buyo). De los no gallegos el Peñarol y el R. Madrid, ambos con dos, son los que más. Los uruguayos, con Fernández y Gestido; los merengues con Monjardín y Tere, aunque podrían hacer la vista gorda añadiendo a Agustín, si bien el marinense tenía ficha con el Castilla en 1980.