Quique Fornos, el futbolista silencioso

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Vi jugar por primera vez a Enrique Fornos (As Pontes, 1997) en uno de los campos de O Poboado cuando era todavía alevín. Esa temporada el talentoso y a la vez modesto jugador del CD As Pontes ya tiraba del carro de su equipo como si de un veterano se tratase y luciendo un brazalete de capitán que se veía portaba con orgullo. Ese mismo año Enrique renunciaba a su pase al Deportivo de La Coruña para defender la azulona una temporada más y ayudar a los suyos a conseguir el ascenso a la liga gallega infantil. Algo sin precedentes conocidos que me llamó poderosamente la atención y mostró desde bien pronto la personalidad y el carácter de aquél imberbe futbolista.

A partir de ahí comenzó en el Deportivo de La Coruña la carrera de un futbolista que siempre correcto dentro y fuera del campo, demostró durante 10 años su clase y su categoría tanto humana como deportiva en las categorías inferiores del club coruñés donde vistió sus colores desde infantiles hasta debutar con el primer equipo.

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En el mes de Abril de 2019 Fornos ponía fin a su vinculación con los blanquiazules para vestirse de verde Racing. Los departamentales incorporaban así a un futbolista joven , de futuro y a la vez con la experiencia, entereza, calidad y la educación deportiva necesaria para sumarse a un proyecto con el aval curiosamente de uno de los mayores accionistas del Deportivo y propietario ahora a través del grupo Élite del Racing de Ferrol, el empresario Ignacio Rivera. Hoy algo más de año y medio después y sin hacer ruido, Fornos se ha colocado como titular indiscutible en el cuadro ferrolano que con Emilio Larraz al frente aspira a todo en la segunda B, incluido el ascenso a la segunda división. Joselu, Alex López, Quintana o el brasileño Elsinho son el foco de atención de este Racing y brillan en los medios, sin duda con merecimiento, pero a su lado menudo temporadón se está largando este futbolista silencioso que asentado ahora en el esquema de tres centrales diseñado por el maño, da seguridad, desahogo y criterio al centro de la zaga verde junto a dos futbolistas de la talla de Jon García y el uruguayo Yeferson Quintana «el Vaca». Calidad, esfuerzo, humildad y un carácter ganador que asoma en silencio incluso cuando vienen mal dadas, han llevado hasta aquí a aquél alevín que renunció al Depor por ayudar a los suyos cuando más lo necesitaban.