RACING | Afirmación racinguista

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Por Jorge Deza


El fin de semana que acabamos de pasar fue histórico. Lo fue por todo lo plantado. Se plantó racinguismo y se regó con alguna lágrima y con llovizna de alegría. Se elevó al cielo ferrolano con las luces ruidosas de un sentimiento que no tiene precio. Con el color verde como guión. Como tenía que ser.

A mí el 5 de Octubre me dejó claro quienes quieren de forma incondicional e ilimitada al Racing, quienes lo quieren solo un poco y según sople el viento, y quienes no lo quieren nada de nada. Más allá de esto, el espíritu de los actos organizados por la afición el deseo de honrar una efeméride señalada. Con bengaleos (grandes, Diablos Verdes); fuegos viernes y sábado; una caminata desde el sitio en el que nació el Racing hasta A Malata; con cenas colectivas (Los Morandeira y compañía, como siempre, de quitarse el sombrero)… Con lo que fuese.

La actual propiedad no aprovechó la inmejorable ocasión para enganchar a la ciudad, para hacer del sábado una jornada festiva, para invitar a todo Ferrol a celebrar algo que es suyo. Pide a la gente que “sueñe” pero se duerme el día de su siglo de vida. Y asiste impasible a la movilización de una afición a la que no tiene ya gran legitimidad para pedirle nada.

El racinguismo responde siempre.

Paga. Sufre. Cuando toca o le place, celebra. Sueña siempre, sin que nadie se lo diga. Pero no se duerme entre laureles ni en ningún berzal. Al contrario, demuestra que está muy despierto. En torno a un roble hizo una sencilla y bonita expresión de afirmación racinguista. De respeto a su historia, a su identidad. De admiración hacia sus héroes e ídolos. ¿Y cuánto costó todo eso? En términos generales nada. Básicamente salir a la calle y festejar. Y es que cuando se hacen cosas con el corazón aparecen más corazones.

Por la parte que me toca, mil gracias a toda la gente que participó (y colaboró) en la Ruta Racinguista de la matinal sabatina. Hicimos lo que pudimos. Pero, sobre todo, hicimos lo que quisimos. Lo que nos salió del alma y, sobre todo, nos dictó el sentido común. Seguimos trabajando en más cosas. Y todos juntos. Somos leyenda y nadie la podrá oscurecer.