Un equipo de fútbol es una suma de fuerzas variables. Van desde el presupuesto que los directivos destinen para contratar a los trabajadores, pasa por la capacidad del director deportivo para acomodar a lo que se tenga lo que él considere, y llega hasta a la calidad de los jugadores y técnicos contratados. Su mejor o peor rendimiento va a depender de la calidad de los trabajadores para el contexto competicional en el que se encuadran, de la estabilidad emocional del grupo, de la capacidad física del colectivo durante nueve meses y la lucidez para diseñar los partidos en función de los rivales. Además, la propia gestión del grupo humano por parte del técnico.
Una gran temporada
Todo lo anterior, en clave Racing de Ferrol, ha hecho que el equipo haya realizado una gran temporada, que por el momento no es histórica, como ya hemos explicado en un artículo anterior. Dicha condición parece escurrirse un poco más, como el agua entre los dedos, con el gol de Enrich en la prolongación del partido de la antepenúltima jornada. El cabezazo del suplente local impidió el primer triunfo de la historia racinguista ante el Zaragoza en La Romareda.
Protagonistas principales
Generalmente, y desde el público, más que desde lo profesional, siempre se ha dado una querencia a que un jugador tenga el poder simbólico de encarnarse como el principal personaje de una temporada. Así es, pues su escaparate para mostrarse es más grande que el de un presidente, que el de un director deportivo, que el de un entrenador, que el de un preparador físico o que el de un analista.
Aun cuando en algún momento puntual de la campaña 2023/24, algunos seguidores reclamaron la renovación inmediata de Cristóbal Parralo, lo más habitual y frecuente ha señalado tres nombres como los buques insignia del equipo: Carlos Vicente, mientras estuvo, Iker Losada y Héber Pena. A ellos se unió en la parte final, ya que se incorporó tras el mercado de invierno, el de Nico Serrano. No quiero olvidar a Jon García, pero lo separo del grupo porque el respeto ganado ante la afición tuvo más que ver con aspectos intangibles y emocionales, que con su calidad.
Obviamente, en el reparto de premios balompédicos siempre ha habido más jugadores que hacen goles, o generan acciones de gol, que aquellos que los evitan. Por ello, es injusto que se omita entre los principales protagonistas a Ander Cantero. La campaña del navarro ha sido impresionante. El meta debe estar a la misma altura que los cuatro anteriores, lo mismo que Álvaro y Bernal. Podemos añadir a los dos últimos a la vista de simples y elocuentes datos.
El porcentaje de acierto de Álvaro
En esta coralidad de principales tiene que estar Álvaro. El aporte del levantino también ha sido fundamental con sus diez goles ligueros, con sus controles solitarios en medio de la tempestad, con su lectura del tempo de jugadas de ataque, su colocación para el remate. Entre él, que de la decena solo fue uno de penalti, y Losada llevan 19 goles y el Racing 47.
Otro dato impresionante de Álvaro es que solo necesita cinco finalizaciones para anotar un gol. Descontando los penaltis, el anotado y el fallado en Albacete, ha llegado a las nueve dianas disponiendo de 44 remates, y algunos ya sabemos en qué condiciones de dificultad se realizan. El único reproche, junto al error en el Belmonte, puede ser el tiro al palo contra el Eldense, en A Malata, por no salir mejor del regate ante Zubiaurre.
Los minutos de Bernal
Lo mismo que Cantero ha sido indiscutible entre los palos, Jesús Bernal lo ha sido en el centro del campo. Las noticias sobre ofertas que llegan al jugador no dejan de alertar sobre su calidad. Cristóbal Parralo lo tuvo claro. Se fichó como un gran jugador de tercera categoría y ahora es un gran jugador de Segunda División.
En cuestión de minutos, después del cancerbero, que ha jugado todos los de la Liga, Bernal es el mal llamado “jugador de campo” que más tiene: 3.442. Solo ha perdido 158, entre los que se incluyen los de su ausencia en una convocatoria por acumulación de tarjetas. Otro dato positivo es, que pese a su posición fundamental, ha visto siete amarillas en 39 partidos, de los que ha disfrutado de la titularidad en 38. Bernal es uno de los pilares del equilibrio del equipo.
Cosas negativas: goles en los últimos minutos
Una de las circunstancias más criticables del equipo, que no ha sido capaz de corregir, es la cantidad de goles sufridos en los últimos minutos y prolongaciones de partidos. Han sido ocho:
Jr. 04: 1-1 Dyego Sousa (Alcorcón) 90’
Jr. 16: 1-1 Fer Niño (Burgos) 90’
Jr. 18: 5-4 Escriche (Albacete) 90’
Jr. 23: 1-3 Alemao (Oviedo) 89’
Jr. 29: 2-2 Peque (Santander) 89’
Jr. 38: 1-0 Teto (Tenerife) 89’
Jr. 38: 2-0 Bodiger (Tenerife) 90’
Jr. 40: 2-2 Enrich (Zaragoza) 90’
Como decimos, de los 49 goles que le han encajado al Racing, ocho se han producido en el último minuto o en la prolongación de los partidos. Aunque es sabido que los encuentros se deciden en el tramo final, es una exageración que el seis por ciento de los recibidos sean en ese momento. Solo los del Escriche, Alemao y Bodiger no han afectado a los puntos. Los otros cinco han significado que el Racing tenga nueve puntos menos de los que ha sumado.
Suele explicarse, más allá del análisis puntual de cada acción, que el trasfondo tenga que ver con el grado de fatiga de los jugadores a esa altura del partido. Es lógico que no se pueda pretender que en esos minutos cualquier equipo no vaya a recibir un gol.
En todo caso, llama la atención que en tres de ellos pudiese haber una mala gestión de banquillo. En el partido contra el Burgos, el equipo llegó al minuto 80 con diez titulares, contra el Santander se repitió el número, pero con 85 minutos, y en el Heliodoro Rodríguez, el Racing solo realizó tres sustituciones cuando entramos en un momento de temporada donde el esfuerzo físico deja más huella en el futbolista.
La idoneidad de los cambios y su resultado en varias de esas derrotas
En algunos de los siete partidos en los que el Racing cayó en los últimos instantes, Cristóbal Parralo hizo cambios defensivos con el marcador en ventaja, que acabaron empeorando la situación.
El día del Burgos, la entrada de Jon García por Carlos Vicente, cinco minutos antes del gol visitante, no pudo asegurar el 1-0.
En el partido contra el Albacete, el cambio ofensivo de Álex López por Brais en el descanso, descompensó al equipo, que sufrió el 1-2 de Escriche a los cinco minutos de reanudarse el partido. Solo la entrada de Héber revolucionó al Racing.
Tras el 4-3 de Merino, y con el Racing jugando con uno más desde el minuto 21, Cristóbal Parralo volvió a buscar el refugio en la cueva dando entrada a Delmás por Losada. Los verdes ganaron, pero el resultado no fue el esperado. Los cambios no mejoraron la seguridad. Aunque Merino hizo el 5-3, el equipo sufrió el 5-4 de Escriche y el susto del último disparo de Quiles, que estuvo a punto de ser el 5-5.
Un Racing con uno más, aplicado en el repliegue y contraataque, sufrió dos ocasiones de peligro en los últimos tres minutos de partido, de las que una de ellas acabó en gol.
En el partido contra el Santander, tres minutos después que el Racing remontara el partido contra los cántabros, Cristóbal Parralo rebajó la profundidad de los gallegos incorporando a Álex López en lugar de Serrano. El equipo llegó al final con solo tres sustituciones, incluida la citada. Lo hizo frente a un rival que también estaba en inferioridad numérica, pero que conseguía organizar ataques ante el repliegue local. Un desafortunado penalti de Losada a Jeremy provocó el empate.
En Zaragoza, tras los dos goles de Álvaro que ponían por delante al Racing, el técnico hizo tres cambios que rebajaron el perfil ofensivo del equipo progresivamente. Así fue ante un rival descabezado en el centro del campo por sanciones y lesiones. En el minuto 68, Manzanara entró por Señé, en el 76, Álex López, con una amarilla en la banda, por Losada, y en el 83 incorporó a un tercer central, Martín, en lugar de un inoperante Óscar, que privó de minutos a Héber. El naronés estuvo todo el partido en el banco.
Un pequeño apartado para Óscar y Héber tras lo de La Romareda
Lo de Óscar y Héber llama la atención. Cristóbal Parralo ha regalado todo al coruñés, incluso la titularidad de Zaragoza, tras cuatro partidos fuera de convocatoria por lesión, más otros dos convocado pero sin estar al cien por cien. Sin embargo, al naronés lo ha relegado, que es palabra parecida, en casi todo. No deja de ser llamativo ya que Héber es uno de los futbolistas más desequilibrantes de Segunda División. Los números y los técnicos lo revelan. Los segundos hablan de sus cambios en los sistemas defensivos contra el Racing dependiendo que juegue o no juegue Héber.
Los números también son otra evidencia: 5 goles, uno de penalti, y 8 pases de gol, adornan la temporada de un jugador que da la impresión de no ser valorado por su técnico.
Héber, en 1.851 minutos de juego en la presente Liga, ha aportado casi dos acciones de gol materializado en cada tres partidos. Lo suyo es un poder que tienen muy pocos.
Héber ha abierto la lata en los partidos contra el Sp. Gijón en A Malata, el citado del Eldense y también en Anduva. A mayores, rompió el 1-1 en El Sardinero, donde firmó un doblete.
El fútbol de hoy y el de Cristóbal Parralo
Desde hace un lustro se hizo más patente un cambio en la concepción del control de un partido. Los equipos no hacen depender de un resultado su hegemonía en el juego. Si un equipo es superior no cambia las claves de su dominio por haberse puesto por delante en el marcador.
Hubo varios partidos en los que Cristóbal Parralo no interpretó la situación. Para no ser muy extenso señalaré dos ejemplos de la primera vuelta.
En Oviedo, pese a estar con uno menos y haber recibido el empate en una acción aislada al comienzo del segundo tiempo, no esperó a perder el control para regalar espacio y la pelota al cuadro carbayón.
Primero, adaptó la línea de zagueros en el descanso. Cubero entró por Chuca para ocupar el hueco por la expulsión de Delmás. Después, a la hora de juego, su momento fetiche para las sustituciones, realizó el triple cambio de Manzanara por Señé, de Moi Delgado por Losada, para evitar brechas por el lado de Brais, y de Manu Justo por Merino.
El Oviedo no marcó, pero dominó el partido ante un Racing inoperante, con Carlos Vicente descolgadísimo hasta ser sustituido por Nacho a doce minutos del final.
Probablemente, el partido más simbólico de la temporada a la hora de fallar habiendo querido cerrar el partido fue el del Eldense.
Más allá del error en la salida de Manzanara, los cambios tampoco ayudaron a mantener el 1-0. Héber acababa de anotar el 1-0 y Cristóbal Parralo ni le dejó celebrar el gol. Lo mandó al banquillo con el saque de centro del Eldense para que se incorporase al juego Álex López. En el minuto 69, Señé, fundamental en la dirección del juego, dejó su puesto a Manzanara. Once más tarde, Salcedo empató para los de Elda.
El final del partido de Zaragoza
Pablo López está fuera del staff técnico porque así lo consideró el entrenador. López, además de entrenador vinculado varios años al Coruña, es un pionero aplicando elementos informáticos de control sobre rendimientos individuales y análisis de partidos. El fútbol moderno no se entiende sin la figura de los analistas. Afortunadamente, Carlos Mouriz le ha encontrado un espacio en el club y sigue vinculado al Racing.
Ciertamente, el partido de Zaragoza fue analizado. No dudando sobre este hecho, mis preguntas sobre la parte final del partido también tienen que ver con la reiteración de varios acciones que no necesariamente tienen que relacionarse con la merma física de Serrano.
¿Le dan orden a Cantero para que cargue tres veces seguidas el saque de puerta largo a la zona izquierda del ataque del Racing?
Curiosamente, las principales opciones del Zaragoza, en la parte final del partido, se produjeron en acciones nacidas en la mitad derecha del ataque maño. Era su flanco ofensivo más activo.
Más allá del contrapié de Cantero en el remate cómodo de Enrich, ¿para qué tres centrales? Martín estaba desaparecido, Clemente marcando por delante y Jon García en tierra de nadie.
El orden de los factores en una gran temporada
Todos los meses se designa a un jugador como el mejor del equipo durante ese período de tiempo. Las clasificaciones y el deporte son un matrimonio indisociable. Todos podemos pensar quién es el mejor y ahí ya habremos caído en la trampa de establecer un orden con uno solo, o con más jugadores en la lista.
El Racing ha hecho una gran temporada. Para ser histórica ya se necesitarían elementos fuera de la lógica, que permitieran entrar al Racing en la fase de ascenso. El gol de Enrich colmó también un vaso.
Cristóbal Parralo ha hecho un gran trabajo en Ferrol. Forma parte de algo maravilloso para el racinguismo que no se puede ni debe olvidar. No hablamos del pasado, pues el presente, pese perder en una de sus malditas segundas vueltas la ventaja que tenía el equipo cuando fue subcampeón de invierno, será inolvidable. Lo será incluso a puertas de lo histórico.
Pocos han sido los entrenadores del Racing que han cerrado una temporada en Segunda con más triunfos que derrotas. Hace una semana publicábamos las veces que el Racing lo consiguió. El cordobés es uno de ellos.
Si a comienzos de temporada nos hubiesen prometido lo que pasó, no lo hubiésemos creído. Sin jugadores estrella, unos con un pasado irregular en Segunda, otros tras vivir tiempos malos, algunos inexpertos, han conformado un equipo extraordinario.
Si dentro de la escala de méritos hubiese que calificar a todos, hasta los de menor nota estarían aprobados. Por supuesto, también lo estaría el staff técnico.
Cierto que, si hubiese que dar una clasificación entre jugadores y entrenador, los primeros superarían al segundo.