Bruno Rivada (Redondela, 1995) se convirtió el jueves en el quinto fichaje del Racing. El zurdo reforzará la parcela central de la zaga, mermada por la lesión de Catú, y compartirá demarcación con Quique Fornos, Pau Bosch y Garrido. Destaca el ex del Sanse por su salida de balón y juego aéreo, pero también por su polivalencia. Si Fornos puede adaptarse al lateral derecho -donde ya actuó frente al Ribadumia en la última jornada de Liga-, Rivada rinde a las mil maravillas en el costado izquierdo.
La formación del defensa está completamente teñida de granate: tras incorporarse al Pontevedra en edad cadete, completó todas las etapas de su despegue como futbolista hasta llegar al primer equipo. Una breve y fructífera cesión al Bertamiráns, de apenas seis meses, le permitió retornar a la disciplina lerezana. Esa misma campaña, la 14/15, consiguió el tan ansiado ascenso a Segunda B en Pasarón en una eliminatoria mágica frente al Haro.
Su juventud no fue un impedimento para confirmarse, a las órdenes de Luisito, como un proyecto de presente y futuro. Su presencia fue a más con el paso de las temporadas; pieza clave en la clasificación para el play-off a Segunda B en el curso 16/17, el Mirandés llegó a la ciudad del Lérez para llevárselo en enero del 2018. Con los burgaleses se proclamó campeón del Grupo II, pero asumió un papel secundario en el éxito colectivo.
Este curso se ha reencontrado con su mejor nivel en el Sanse. El equipo madrileño fue una de las grandes sorpresas de la campaña: peleó por la fase de ascenso durante todo el curso, pero se descolgó en el tramo final. Rivada acumuló más de 2.000 minutos vestido de blanquirrojo.
Jacobo Trigo, exracinguista y excompañero del nuevo fichaje verde, ofrece a muchacalidad.com su radiografía del futbolista: «Es un gran jugador. Siempre está hablando y comunicándose con los demás para buscar ayuda mutua. Seguro que le va genial en el Racing y ayuda al club; deseo todo lo mejor para ambos». Además de contundencia, el redondelano hace gala de una gran salida de balón.
Trigo solo tiene palabras de elogio hacia el central: «A nivel de vestuario es un compañero excepcional. Siempre está involucrado con los valores del equipo. Da lo máximo de sí e intenta que haya buena sintonía». Con solo 24 años y dos temporadas de contrato por delante, Rivada quiere erigirse en el nuevo muro de A Malata.
Foto: UD Sanse