Stoichkov sentencia, Yeremay marca el camino y el Deportivo sigue mandando en LaLiga Hypermotion

Soriano controlando la pelota | RR.SS. RC Deportivo

La magia del canterano sostiene a un líder que sufrió hasta el filo del descuento ante un combativo Ceuta

El Deportivo volvió a demostrar que sabe vivir al límite. Sufrió, aguantó y golpeó cuando tocaba para firmar su cuarta victoria consecutiva y retener el liderato de LaLiga Hypermotion. Un 2-1 trabajado, sostenido por la chispa de Yeremay y rematado por el colmillo de Stoichkov ante un Ceuta que dio guerra hasta el último latido del partido.


Un Dépor incómodo pero letal cuando huele sangre

El choque arrancó con un Ceuta valiente, bien plantado y con las ideas tan claras como el sol sobre Riazor. Los blanquiazules cedieron la pelota y apostaron por el orden, esperando que el rival se equivocase. Y vaya si lo hizo.

Antes del primer zarpazo, el partido pudo torcerse: Yeremay perdió una bola muy comprometida y Parreño se tuvo que estirar para evitar el gol de Konrad en un mano a mano de bandera. Fue el primer aviso serio del cuadro norteafricano.

Pero cuando parecía que los visitantes mandaban, el Depor sacó petróleo de la nada. Una mala salida del Ceuta encendió la mecha: Yeremay encaró, centró, Mulattieri remató como un nueve de toda la vida y Vallejo evitó el gol con un paradón… aunque retrasó lo inevitable.

En el córner posterior, Luismi puso un caramelo al área y Yeremay, siempre eléctrico, cazó el balón tras el fallo de Carlos Hernández para firmar el 1-0. Eficacia pura.

El Dépor pudo incluso doblar la ventaja un minuto después: Vallejo tapó a Soriano y Luismi reventó el larguero en el rechace. La pólvora blanquiazul, cuando aparece, lo hace a lo grande.


Stoichkov cambia el guion y firma un gol marca de la casa

La segunda parte arrancó con más ritmo y con el Dépor queriendo mandar algo más con balón. El Ceuta insistió: Konrad rozó el empate con un disparo cruzado y Bodiger asustó con un latigazo desde medio campo que dejó a Riazor sin respiración.

Hidalgo movió el banquillo y encontró la llave. Stoichkov, recién entrado, cazó un error defensivo del Ceuta y clavó un golazo de los suyos: control, mirada al portero y definición de maestro. El 2-0 parecía sentenciar la tarde.

Parecía.


Sufrimiento final y un Riazor con el corazón en la garganta

El Ceuta no se rindió. Anuar tuvo un remate forzado que Parreño sacó con solvencia, pero Marcos Fernández sí logró recortar distancias en el 79’. Romero metió pólvora buscando el empate y el encuentro se convirtió en un ejercicio de resistencia.

Yeremay pudo cerrar el partido en un mano a mano, pero Vallejo volvió a ser salvador para los ceutíes.

Y en el añadido… silencio absoluto en Riazor. Diego González, solo ante Parreño, mandó fuera por centímetros la ocasión más clara del encuentro.

El Dépor respiró. El liderato sigue siendo blanquiazul.


Un líder con carácter, pegada… y mucho margen de mejora

Este Dépor no siempre brilla, pero sabe competir como los equipos que quieren subir. Con Yeremay lanzado, Stoichkov recuperando galones y Riazor empujando, los de Hidalgo mantienen un rumbo firme hacia una temporada que huele a sueño grande.

Cuatro victorias seguidas, sufrimiento del bueno y un mensaje claro a la categoría:
En Riazor, para ganar, hay que sudar sangre.

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