Una denuncia por alineación indebida ha encendido todas las alarmas en la Preferente Galicia. Pero más allá del caso puntual del Cented, lo que emerge es una inquietante pregunta: ¿qué pasa cuando una infracción se repite una y otra vez sin consecuencias? Lo que está en juego ya no es solo una clasificación, sino la credibilidad del sistema deportivo gallego.
La Preferente Galicia vive una de sus semanas más convulsas. Lo que parecía un caso aislado de alineación indebida por parte del Cented Academy ha destapado un problema mucho más profundo. El CD Choco presentó una reclamación formal por la inscripción presuntamente irregular del jugador sub-23 David Vázquez, y aunque la noticia ha circulado como una anécdota clasificatoria, la realidad es mucho más seria.
El foco no debería limitarse a si el Choco suma dos puntos más o si el Xuvenil de Ponteareas pierde la categoría. La auténtica pregunta es: ¿cómo puede producirse una infracción de forma reiterada —hasta en 14 partidos oficiales— sin que nadie la detecte ni la frene a tiempo?
Esto no es un despiste. No es un error puntual. Es una posible violación continuada del reglamento que afecta a más del 40% de la competición. Y eso significa que el problema no es solo del Cented. Es del sistema.
Porque lo que se está jugando aquí no es una plaza en Preferente, ni siquiera el ascenso o el descenso de otros equipos arrastrados en el efecto dominó —Barbadás, O Val, Oural…—. Lo que está realmente en juego es la integridad de la competición. La confianza del entorno deportivo. La credibilidad del sistema federativo gallego.
Un club que participa sistemáticamente al margen del reglamento no compite en igualdad de condiciones. Gana puntos que no le corresponden. Desvirtúa la tabla. Y daña, de forma irreversible, la imagen del fútbol aficionado gallego.
La federación ha admitido a trámite la reclamación del Choco. Ahora es momento de algo más que esperar recursos o aplicar sanciones reglamentarias al detalle. Es momento de asumir responsabilidad institucional. Porque si una infracción grave y repetida queda sin una respuesta proporcional, lo que se castiga no es al infractor, sino al resto de equipos que sí cumplen.
No es un partido. No es una ficha. Es el sistema. Y si no se actúa con firmeza, lo que se derrumba no es una clasificación: es la justicia deportiva.