El equipo suma solo 4 puntos de los últimos 36 tras la décima derrota con el técnico asturiano al mando del banquillo verde
La pesadilla continúa para el Racing Club Ferrol. El equipo cayó goleado (3-0) en su visita al Carlos Tartiere ante el Real Oviedo, firmando su décima derrota en los últimos doce partidos y agravando aún más una crisis deportiva que parece no tener fondo. Bajo la dirección de Alejandro Menéndez, el conjunto departamental solo ha conseguido 4 puntos de 36 posibles, una racha negra adornada con el dato negativo tras la última derrota, de 719 minutos acumulados sin marcar, recórd histórico en la entidad departamental.
Menéndez: “Nos ha faltado contundencia”
Tras el encuentro, Menéndez compareció visiblemente frustrado. “Hemos defendido bien en bloque bajo en la primera parte, con orden y esfuerzo. Pero el primer gol lo cambia todo”, declaró el técnico, que volvió a recurrir a explicaciones tácticas y errores puntuales para justificar otra derrota abultada.
A pesar de señalar que “no ha habido tanta diferencia” entre ambos equipos y que los tres goles llegaron por centros laterales, lo cierto es que el Racing apenas generó peligro real y mostró una alarmante fragilidad defensiva que se repite jornada tras jornada.
La “tibieza” como seña de identidad
Menéndez reconoció que el equipo llegó a centrar hasta 14 balones desde las bandas, pero calificó esas acciones como “tímidas”. Una declaración que resume el espíritu con el que el Racing afronta actualmente los partidos: sin ideas claras, sin pegada y con una preocupante falta de intensidad cuando más se necesita.
“No resistimos. El segundo gol nos cae como una losa”, afirmó el entrenador, visiblemente resignado, en referencia a un Racing que se desmorona tras el primer golpe. En lugar de reaccionar, el equipo no encuentra en ningún momento el camino y se viene abajo de manera alarmante.
Crisis total: sin reacción, sin rumbo
Con solo un empate y una victoria en las últimas doce jornadas, el Racing de Ferrol ha pasado de poder luchar por la permanencia a verse abocado de manera irreversible al descenso. La imagen ofrecida ante Oviedo es la misma que la de las últimas jornadas: un equipo que sufre sin balón, que no genera ocasiones claras y que se hunde cuando encaja.
Lo más preocupante es que Menéndez no parece tener respuestas. “El error es puntual”, insiste, como si las derrotas fueran accidentes y no el resultado de un equipo que ha perdido el rumbo.
¿Y ahora qué?
La afición, que siempre ha sido paciente, empieza a perder la fe. El club necesita una reacción inmediata, dentro o fuera del banquillo. Porque si algo está claro es que, continuando por el mismo camino, el calvario de aquí al final se puede hacer eterno para los aficionados verdes.
