La exigencia y el realismo
La exigencia debe estar siempre ligada a la posibilidad real de alcanzar un objetivo. Cuando éste se vuelve inalcanzable, la exigencia deja de ser un estímulo y se convierte en reproche, condescendencia y, en última instancia, en un castigo inútil.
Existen diferentes enfoques ante esta cuestión. Algunos optan por una visión optimista, casi de burbuja, que aplica un foco positivo, aun a riesgo de enmascarar problemas y desviaciones. Su objetivo es reforzar la confianza y ampliar las posibilidades de éxito.
Otros, en cambio, defienden una perspectiva más crítica: asumir errores en tiempo real, corregirlos cuanto antes y tomar decisiones. Según esta visión, reconocer fallos y aprender de ellos aumenta las probabilidades de éxito.
Por suerte, también hay quienes buscan un equilibrio entre ambos enfoques, combinando optimismo y realismo para avanzar con criterio y determinación.
Seguramente el quid de la cuestión radique en quién toma las decisiones, cuándo las toma y en qué se basa para hacerlo. Los demás podemos opinar, pero nuestra influencia se diluye en la inmensidad.
El control de daños y el Racing de Ferrol
Se conoce como control de daños al conjunto de estrategias y acciones destinadas a minimizar el impacto negativo de una crisis, error o problema. Seguramente el Racing, y sobre todo el racinguismo, se encuentren en un momento de imperiosa necesidad de aplicarlo.
¿Y qué podemos hacer los aficionados, el entorno? Desde luego, animar, pitar, cantar, chillar o irse en el minuto cuarenta ya no va a cambiar el devenir deportivo de la temporada. Pero quizá sea el momento de poner los pies en la tierra y analizar el presente con perspectiva.
Tomemos como referencia clubes con trayectorias similares en este siglo: SD Compostela, Pontevedra CF y CD Lugo. Con toda probabilidad, sus aficiones se cambiarían por nosotros sin dudarlo.
¿En qué me baso? En que, pese a que se pueda percibir una eventual mala planificación deportiva y cierta lentitud en el crecimiento estructural, el Racing sigue teniendo motivos para la esperanza y la felicidad, quizá más que todos ellos juntos.
El Grupo Élite está formado por algunos de los empresarios más relevantes de nuestra comunidad. Hay un ejercicio muy sano y clarificador: imaginarnos sin lo que tenemos y preguntarnos cuánto lo valoraríamos entonces.
Cuando alguien piensa en cambiar de empleo suelo sugerirle que actualice su perfil y explore el mercado. En un alto porcentaje de los casos, ver lo que realmente hay fuera le hace reconsiderar su situación y valorar más su puesto actual.
Muchos soñamos alto. Pero seamos realistas: ¿cuántas ciudades más grandes que Ferrol tienen clubes en categorías inferiores al Racing? Veamos algunas: Andorra, León, Lugo, Ourense, Tarragona, Ponferrada, Salamanca, Alcorcón, Ceuta, Fuenlabrada, Marbella, Alicante, Ibiza, Algeciras, Mérida, Sanlúcar de Barrameda, Murcia y Huelva. Dieciocho, más los filiales.
Y eso solo en 1.ª RFEF. Si seguimos bajando, pasamos la treintena. Sí, muchas no tienen la historia del Racing, pero la historia no da puntos. Y menos en un fútbol cada vez más mercantilizado e inflado.
La directiva del Racing, a través de diferentes mecanismos financieros, ha mantenido un club saneado, cumplidor y con presente y futuro. ¿Que muchos imaginábamos 2025 con una ciudad deportiva a pleno rendimiento, un bar de Estrella Galicia en las previas y un modelo villarrealiano que trajese Cazorlas y Giuseppe Rossis a Ferrol? Seguramente.
Pero preguntémonos: ¿y en Murcia qué pensarán entonces?
Mirar adelante con ambición y realismo
El control de daños empieza por ser sinceros con nosotros mismos. Y eso no significa justificar algunas cuestiones que se han producido este año y que hoy en día ya sería repetitivo enumerar.
Significa contextualizar, juntarnos, dejar de lado las luchas fratricidas. Curarnos las heridas y, sin otra opción, decirles que confíen en nosotros. Que volveremos. Que seremos de nuevo nueve mil. Que a cabezones no nos gana nadie. Pero para exigir debemos también dar.
Y pedir, o más bien confiar, en que se aprenda de los errores y se siga apostando por el potencial de un club que representa a una comarca pasional, aguerrida y con hambre de éxito.
En estos días se ha anunciado la ubicación de la ciudad deportiva. ¿Por qué no pensar que, además, tendremos un equipo competitivo? Y lo bien que nos lo podemos pasar viajando por aquí cerca. Y ganando.
Un año malo lo tiene cualquiera. Sigamos empujando, dentro y fuera del campo. Que sepan que en A Malata nunca se bajan los brazos. No dejemos de soñar.