Muchas veces se echa mano del tópico, que Manolo Preciado llevó a su máxima expresión con su “ni ahora somos el Bayer Leverkusen ni antes éramos la última …. Pilatos”.

Y no son pocas las ocasiones en las que dicha expresión se emplea ante una pírrica victoria, más en un ejercicio interior de autoestima que con convencimiento y causa. Ayer me fui a casa pensando, precisamente, que no somos tan malos.
Bajo mi punto de vista algunos de los mejores jugadores que tenemos estaban de inicio en el banquillo. Y, aun así, superamos con claridad al tercer clasificado en el, sin duda, mejor partido que hemos hecho en toda la temporada. Y eso es esperanzador, el ir de menos a más.

Desgraciadamente ayer asistimos a una actuación arbitral injustificable. Uno se puede equivocar, pero no cambiar el criterio y siempre perjudicar al mismo. Vaya por delante que no entiendo que aportan los “gestitos” de los árbitros con el dedo a los jugadores, o pitas o no pitas, ¿pero necesitas gestualizar de forma chulesca cuando además luego muchas veces las cámaras te dejan en ridículo?
Debe ser duro arbitrar, y yo a veces me he ido a casa enfadado conmigo mismo por excederme con algún linier o árbitro, porque en ese caso además las cámaras me demostraron que el ridículo lo hacía yo. Pero lo de ayer no puede ser un error. Uno no puede sacar una tarjeta amarilla a Rober Correa por una acción y minutos después no sacarla al oponente por exactamente la misma falta en el mismo lugar del campo.

El gol anulado, con las líneas tiradas a cuarenta metros, pase. Porque ahí está claro que a veces te dan y otras te quitan. Pero la expulsión de Álex López no tiene nombre. Era evidente que el árbitro quería demostrar su gallardía ante el rival al que perjudicó inventándose un penalti y expulsión que le costaron un neverazo. Su salida del campo en el primer tiempo con el pecho hacia delante lo atestiguan. En plan cowboy.
Cuando uno se equivoca tiene la opción de pedir perdón, enmendar el error, o bien de tirar “p’alante” con todo y morir matando. Y nuestro querido vecino asturiano ha optado por la segunda vía con determinación. De todos modos, ya hay que ser cutre para tener inquina al Racing de Ferrol, habiendo los clubes que hay en la categoría. Es como ponerte un clasificatorio a la Euro e ir contra San Marino. Macho, que ya bastante difícil es todo.

Pero como decía, aun con el esperpento al que nos vimos sometidos, el equipo se mantuvo, y no solo, sino que generó algunas ocasiones jugando medio partido con diez. Que pena esa última acción de Ávaro Giménez, habría sido apoteósico.
Como nota negativa, me produce preocupación ver que seguimos, por segundo año, acumulando lesiones musculares constantes. Recaídas, gente que tarda meses en coger la forma. Lasta mucho al equipo.
Ayer fue Señé, al que ya el año pasado unas “molestias” dejaron fuera un tercio de la competición. Y se une a Cabaco, Brais, Perea. Vimos a Ruiz cojear, creo que es algo que no puede ser casual, habría que analizar si es causal, pero en todo caso es preocupante.