Pontevedra, primer cuarta que se mete en octavos en el XXI

Carlos Castro
8 Min de lectura
Celebración del Pontevedra tras eliminar al Villarreal

No, no se trata de un problema de matemáticas. Simplemente, la recreación de un hecho histórico para el fútbol gallego en el que un equipo de cuarta división, para el caso el Pontevedra, se mete por primera vez en los octavos de final de la Copa.

Pontevedra (provincia) dos años haciendo historia

Lo de las dos últimas temporadas establece un idilio entre la provincia de Pontevedra, la Copa y la historia. En la edición pasada, el modesto Arosa, aunque fuera por la vía administrativa, se convirtió en el primer equipo gallego de quinta división capaz de eliminar a un Primera. La alineación indebida del Granada le sirvió en bandeja el pase a la segunda eliminatoria, haciendo que el Valencia también tuviese que circular por Vilagarcía, donde ganó antes de ser eliminado por el Celta.
En la actual, el protagonismo le toca -y no en pasado, porque no sabemos dónde está su meta- al conjunto de la capital.
Más allá de la estadística más reflejada, la de que los granates no alcanzan los octavos de final desde 1970/71, lo cierto es que el cuadro de la Boa Vila es el primer equipo de cuarta división que se cuela en la ya prestigiosa ronda de octavos en el siglo XXI.

Por tercera vez en Copa

Estar entre los dieciséis mejores de una competición teniendo, como mínimo, a 122 equipos de superior categoría por encima es harto complicado. Mucho más con el modelo de competición actual, que solo prima a los pequeños para darles el chocolate del loro, aunque para muchos sea el gordo de la lotería. Al no ser un sorteo puro, si bien les garantiza un partido contra un equipo profesional, que a veces deben albergar fuera de su campo, incluso de su ayuntamiento, a estos equipos de tercera, cuarta, quinta y sexta división les resulta casi imposible avanzar rondas al toparse desde el principio con conjuntos de superior, y hasta muy superior categoría.
Por eso, el mérito del Pontevedra es más grande que el de las escuadras que lo lograron en dos ediciones anteriores, 1980/81 y 1986/87, cuando los equipos modestos que lo lograron no tuvieron que ganar toda la gloria eliminando constantemente a rivales de Primera y Segunda División.

Adquirir prestigio sin Liga

Antes de 1928/29, cuando se instauró la Liga, varios equipos que nunca jugarían en la máxima categoría alcanzaron rondas altas. En Galicia, por ejemplo, el Vigo fue finalista y el Sala Calvet, que luego fue el Deportivo y sí lo hizo como tal, alcanzó una ronda única final. Los dos acariciaron el trofeo por inscripción, pero no por clasificación.
Tres equipos gallegos más llegaron, o superaron, los cuartos en ediciones sin Liga. En 1939, el Racing se plantó en la final tras hacerse con los derechos de jugar la Copa por ganar el Regional. Luego, superó dos rondas. Antes, también llegaran a cuartos el Fortuna, el R. Vigo Sp., o el Celta, tras clasificarse para la Copa desde el Campeonato Gallego. También lo hizo el Deportivo, aunque rozara una gesta mayor en 1910, como se indicó anteriormente.

Pontevedra, uno de los cinco grandes pequeños

Por todo ello, es inevitable reiterar, incluso más allá de lo aceptable, el extraordinario mérito de la hazaña granate. Es tan complicado conquistar lo consumado el pasado viernes (03/01/2025), que solo cuatro equipos lo hicieran antes que el Pontevedra, desde tan abajo, en 94 ediciones (cuando la Liga tuvo dos o tres categorías tampoco lo hicieron equipos del equivalente a un cuarto nivel).

Hubo que aguardar a la campaña 1980/81 para esperar al primero: Figueres. Los blanquiazules, que lograrían el ascenso al final de la temporada tras quedar por detrás del Reus, eliminaron al At. Gramanet, Sabadell, Santander y Hércules (a los de Alicante se impusieron por penaltis), para caer en octavos ante el desaparecido Burgos C.F. Al empate en el Municipal le siguió la derrota por 2-0 en El Plantío.

Probablemente, la edición más loca en la historia de la Copa fue la de la temporada 1985/86, a tenor de los resultados, con eliminatorias a un partido hasta octavos. Tres equipos de cuarta división y uno de tercera alcanzaron dicha ronda.
Uno fue el R. Madrid Aficionados, que eliminó sucesivamente al Valdepeñas (2-3), At. Madrileño (1-0), Santander (1-0) y Las Palmas (3-1), para caer derrotado en los dos partidos ante el At. Madrid (global 4-1).
El Langreo, equipo de gestas coperas a finales de los sesenta y principios de los setenta, también lo hizo tras desembarazarse de Mosconia (1-2), Valladolid (4-2) y Castellón (2-0), antes de ver frenada su marcha por el Athletic, ganador en Ganzábal y San Mamés por un global de 1-5.
El tercer cuarta de aquella edición fue el Eldense, que previamente a caer en octavos frente al Mallorca At., de tercera categoría, se impusiera en el derbi provincial al Hércules (2-0), luego al desaparecido Cartagena F.C. (1-1 y penaltis) y, finalmente, al Linense, viendo el Peñón como uno de los dos telones de fondo (1-1 y penaltis).
El Langreo, que quedó en el grupo asturiano de Tercera por debajo del Caudal y del Avilés Industrial, y el Eldense, sólo superado por el Cieza en el grupo XIII, compuesto por conjuntos alicantinos, murcianos y manchegos, ascendieron a Segunda B al final del ejercicio. El R. Madrid Aficionados. que ocupó la octava plaza en el grupo VII de Tercera, fue el único que no lo hizo y eso que la reforma estructural de las categorías no le impediría hacerlo al salvar al Castilla, que en otra situación hubiese descendido esa temporada de Segunda.

La historia augura el ascenso del Pontevedra

Otro dato positivo se obtiene de todo ello, aunque se diga que la estadística está para romperla. De momento, equipo de cuarta división que no sea filial o dependiente, que alcanza los octavos de final de Copa, acaba subiendo a la tercera categoría liguera al final de esa temporada. Figueres (1980/81), Langreo y Eldense (1986/87) marcan el camino al Pontevedra.

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