Deportivo – Racing: con el derbi llegó el escándalo

Carlos Castro
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Cierto es que el gran derbi futbolístico gallego es el que protagonizan desde hace 101 años los equipos principales de las dos mayores ciudades del territorio, Vigo y Coruña; pero tampoco anula la importancia del que llevan disputando desde el mismo período el Racing y el Deportivo. Durante mucho tiempo peleados por definir al segundo mejor equipo gallego, los Racing – Deportivo, y viceversa, están cargados de historia.

Por ello, sobre todo en tiempos, por estar casi siempre los herculinos a la sombra del Celta, unido a la cercanía y convivencia competicional en Segunda División con su rival provincial, los duelos entre blanquiazules y verdes llegaron a tener una importancia superior en ambas ciudades del golfo Ártabro.

Cuatro años para el primer enfrentamiento oficial

El fútbol llegó a A Coruña y a Ferrol de forma paralela, aunque la consolidación del fútbol en la Sala Calvet como primera parte de la historia del Deportivo, a partir de 1907, hizo que el conjunto de Marineda sea uno docena de años mayor que el Racing. Tampoco esos doce años fueron plenos, pues el equipo coruñés sufrió una crisis, unido a una separación, curiosamente, paralela a la I Guerra Mundial.
Pese a que el equipo ya contaba en sus vitrinas con la Copa España (1912), un torneo menor, si bien oficial, en el que derrotó al Vigo F.C. el desgajamiento que dio lugar al Deportivo Auténtico metió al original en un paréntesis en el que perdió por ausencia hasta su hegemonía local.

El Racing, por su parte, tras una protohistoria de meses, nació oficialmente en 1919; pero no pudo competir hasta 1920. Las cacicadas de Manuel de Castro y adláteres, manejando la Federación Gallega de Clubs de Fútbol (FGCF), que siempre vieron en los verdes unos opositores a su desmadrada gestión institucional a favor del R. Vigo Sp., hicieron que la entidad presidida por Manuel Yáñez Niebla no pudiese competir hasta un año después.

A diferencia del Deportivo, el Racing comenzó a competir en el segundo escalón del Campeonato Gallego. Fueron tres años difíciles. El primero, frustrado por una eliminatoria perdida contra el Comercial de Lavadores. El segundo, a la sombra del Rápido de Bouzas, a quien un ferrolano venido desde la Federación Española, Luis Argüello, tuvo que confirmarle el título ganado en el campo en una conflictiva asamblea federativa, pues los de la Gallega querían dárselo al Comercial, que también superó al Racing en la tabla. Finalmente, el tercero, pese a quedar por detrás del Eiriña, fue de gracia. La unión del R. Vigo Sp. y el Fortuna abrió otra vacante en la máxima categoría, que fue para la escuadra ferrolana, subcampeona de la Serie B.

Fueron también años complicados para el deportivismo, que en sus partidos de Serie A, ante los citados cuadros de Vigo que dieron origen al Celta, siempre cayó derrotado en cualquier momento y lugar.

Al fin, 1923/24, con herculinos y ferrolanos en Primera Categoría del Campeonato Gallego, sería la temporada de los primeros derbis oficiales.

Los primeros derbis, la polémica Celta-Deportivo, y el “robo” de Manuel Rivera

El nacimiento del Celta despertó una nueva ocurrencia en la FGCF, presidida por Basilio Poncet, siempre a la sombra de un Hándicap, que entonces ejercía como presidente del Colegio de Árbitros de Galicia. Desde la viguesa calle Victoria se decidió modificar el modelo competicional del Campeonato Gallego para que su parte final contase con un estelar Celta-Deportivo.

La idea comenzó a despertar algún recelo en el ambiente futbolístico vigués, viendo el potencial que estaban alcanzando los blanquiazules con la incorporación de Luis Otero y Ramón González, platas olímpicas en Amberes, además de la de Chiarroni. Los tres, según el criterio federativo, debían pertenecer al Celta. La razón partía del supuesto de que siendo sus fichas propiedad del R. Vigo Sp. y del Fortuna, las tres debían pasar a propiedad del Celta (las fichas pertenecían a los clubs, no a los jugadores).

La razón del Deportivo parecía más coherente, como se demostró después. La fusión de ambas entidades suponía la disolución de ambas y, por lo tanto, la pérdida de la propiedad de las fichas, que nunca podían pertenecer a una entidad de nuevo cuño.

Antes, el torneo quedara dividido en tres grupos. En el primero, los de la zona de Vigo, Celta y U. Sp. Lavadores, en el segundo los de la ciudad de Pontevedra, el homónimo Athletic y el Eiriña, y en el tercero el Deportivo y el Racing. Los tres campeones jugarían la liguilla final a doble vuelta.

El 7 de octubre de 1923 tuvo lugar el primer derbi oficial entre deportivistas y racinguistas. No hubo ganador en el desaparecido Riazor. El primer gol histórico fue verde. Lo marcó Cancela, una de las figuras ferrolanas de la época, que ejercía de capitán. Tras el descanso, un tanto de Torres evitó el descalabro deportivista.

Imagen de un Deportivo vs Racing en Riazor | @mijanphoto

La segunda jornada se celebró el domingo siguiente en Caranza y la secuencia fue la misma. Primero anotó el Racing, por medio de Lago, cuando el reloj recorría el minuto ocho. El Deportivo volvió a mejorar tras el descanso y un tanto de Mella evitó su eliminación.

El doble empate obligaba a un tercer partido. Sin embargo, la FGCF decretaba la anulación del mismo por la exclusión de los herculinos del torneo. La decisión se tomaba tras una reunión el 18 del mismo mes. Los argumentos esgrimidos tenían que ver con la ficha diligenciada a favor del Deportivo de los tres citados jugadores, Luis Otero, Ramón González y Chiarroni, que la Federación Gallega no aceptaba. Como responsable de la operación, el organismo señalaba a Camilo Bernárdez, ex presidente da FGCF, que emigrara de Vigo a Coruña y escribía en El Ideal Gallego con el pseudónimo de Thedy.

Para la Federación, Bernárdez introdujo subrepticiamente las fichas de Ramón González y Chiarroni en la documentación federativa para beneficio deportivista. Igualmente, la entidad coruñesa persistió en fichar a Luis Otero, diligenciando la documentación para que se integrara en el Deportivo, cuando para la Federación pertenecía al Celta.

Igualmente, se acusó a Bernárdez de presentar dos hojas en blanco al racinguista Manuel Rivera para que las firmase y, posteriormente, sobre las rúbricas, elaborar las condiciones de su paso del equipo de Ferrol al de Coruña. El Deportivo fue inhabilitado durante un año y Camilo Bernárdez Romero por lo que restaba de temporada, al ser considerado un colaborador necesario en la elaboración de fichas fraudulentas.

El día 21, por lo tanto, no se celebró el tercer partido y el 24, el ente federativo difundió una nota explicativa sobre los hechos en la prensa. Por cierto, ninguno de los cuatro implicados llegara a jugar en cualquiera de los dos encuentros del campeonato.

Entre el 28 de octubre y el 16 de diciembre de 1923 se jugó la fase final que dio el primer título de su historia al Celta. Los vigueses ganaron los dos partidos al Racing y también al Eiriña. Los ferrolanos hicieron lo propio ante el conjunto pontevedrés, logrando el subcampeonato en el debut de los dos equipos en la máxima categoría gallega.

Héber y Trilli pugnan por un balón en el ABANCA Riazor

Revocación de la sentencia

El Deportivo recurrió la decisión de la FGCF. A lo largo de las siguientes semanas corrieron diversas versiones sobre la resolución que podría tomarse en la Federación Española de Fútbol. El día de Nochebuena se dictaminó en Madrid la decisión definitiva. Como sucediera en otras ocasiones, para escarnio de los federativos vigueses de la Gallega, la misma fue contraria a lo sentenciado meses antes en la ciudad olívica.

La Española no encontró irregularidades en el comportamiento de la entidad coruñesa, por lo que determinó el levantamiento de la sanción por un año, a la vez que la obligatoriedad de jugar el partido de desempate contra el Racing.

Había sido una semana intensa en la casa blanquiazul, nunca mejor dicho, porque a la satisfactoria sentencia se unía el traslado de la sede desde la Sala Calvet a los pisos altos del número 74 de la calle Real. Además, se prorrogaba la presidencia de Guzmán Rodríguez Rincón el frente de la entidad. Fue el primer gran triunfo del Deportivo sobre Vigo, y no se había producido en el campo. Tres años después, con la presencia en el club de Federico Fernández Sar, llegaría el segundo, plenamente deportivo y mucho más rotundo.

El Racing salva los muebles a la Gallega

La decisión resultaba tremendamente negativa para la Federación Gallega. Un año antes ya cayera en descrédito después que la Española otorgara el título de Serie B al Rápido, revocando la decisión administrativa de la Gallega, que se lo “regalara” al Comercial, un club proviguista, frente al de la vecina Bouzas, que era profortunista. Los aurinegros lo habían ganado en el campo y Manuel de Castro, forofo confeso del R. Vigo Sp., se lo había hurtado momentáneamente desde el despacho, hasta la intervención de la Española.

La decisión tenía unas consecuencias difíciles de asumir para la directiva de Poncet. Si el Deportivo ganase el desempate, gran parte de los encuentros disputados en la fase final del torneo regional quedarían invalidados. Tal era porque el Racing no se daría por clasificado y sus partidos contra el Eiriña y el Celta deberían sustituirse por otros que, en tiempo récord, retarían al Deportivo contra pontevedreses y vigueses.

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Entre los dimes y diretes, para colmo, la decisión de poner fecha al partido entre Racing y Deportivo se demoró hasta el 9 de febrero de 1924, a mes y medio del comienzo de la Copa de España. El primero de Galicia se clasificaría para dicha competición.

La nueva situación dejaba en suspenso el primer título oficial del Celta, que quedaba supeditado a lo que sucediese en Caranza el día 17 de dicho mes.

El público abarrotó el pequeño recinto propiedad de la Armada. El Racing jugó con Masdías en la casilla, Marino y Cobelo en la retaguardia, Ventura, Lozano y Lucho en la medular, junto a Abrodes, José, Pita, Cancela y Touriño. Los visitantes lo hicieron con Mulero entre palos, Castilla y Abelardo en la zaga, Vasco, Jesús y Conde en el centro, con Leonardo, Pichichi, Mella, Torres y Alonso en el ataque. El arbitraje correspondió al mejor árbitro gallego de la época, el vigués París Cabeta.

A diferencia de los dos primeros choques, el Deportivo se adelantó en el marcador. A los diez minutos, Pichichi hizo el 0-1. No se descompuso el conjunto verde, que empató a los 35 al transformar Marino un penalti. El Racing encaró mejor la segunda parte y en cuatro minutos devolvió la tranquilidad a la plana mayor del fútbol gallego. José, en el 50, y Lucho, en el 53, cerraron la victoria ferrolana que pudo ser mayor si, a diez minutos del final, Marino no lanzase contra el palo una segunda pena máxima.

Del éxito del Racing al fracaso del Deportivo, pasando por el ridículo de Poncet y Hándicap

El Racing confirmó el subcampeonato, el Celta su primer título y presencia en la Copa de España, mientras que el Deportivo acabó la temporada jugando los partidos de la fase de permanencia en la Serie A de manera discreta. Igualó con el Pontevedra Ath. en el primer puesto de la tabla y cerró la campaña oficial con otra derrota ante los de la orilla del Lérez en el partido de desempate por el cuarto lugar.

El resultado del desempate del derbi provincial acabó llevando al Racing a la mejor campaña de su historia en el Campeonato Gallego hasta aquella fecha. Al Deportivo, por su parte, a la peor clasificación en toda la historia del torneo, la habida y la que estaba por venir. Además, a Poncet, Hándicap y compañía, a una tranquilidad que no los sacó de un nuevo ridículo ante toda España.

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