Tres puntos menos y una sanción económica de 3.006 euros es el resultado de la resolución tomada por el Juez Único para competiciones no profesionales de la RFEF, al probarse que la inhabilitada por cinco años, Covi Regueiro, dio instrucciones a través de un móvil en el partido que las peluqueras jugaron en Bóveda de Toro en el mes de noviembre.
El texto donde se recoge la sanción, además de la deportiva y económica al club, amplía a seis meses la de cinco años de Regueiro, pese a no tener licencia. Se deduce de la literatura juridica, que califica el comportamiento de la entrenadora como “fraude de ley”, que el club, que permite la actuaci´ñon ilegal de Regueiro, y la citada, utilizaron una situación en la que se creían amparados, le de que Regueiro no tenía licencia esta temporada, para eludir los cinco años de inhabilitación.
Es curiosa la contumacia de Villar para mantener el vínculo con Regueiro y la endogamia que se produce en un club que lleva dando una imagen tóxica del fútbol femenino gallego a tenor de las sanciones que recibe y la poca responsabilidad que muestra en asumirlas.
La sanción que rebaja a las peluqueras tres puntos las aleja más de sus opciones para entrar en la fase de ascenso por culpa de su presidente, Geluco Villar, responsable de la pérdida de los mismos. Villar, que también a acrecentado su fama como policía y juez de los códigos internos del club, imponiendo multas, no sabemos si utilizará la misma vara de medir tras perjudicar a sus jugadoras ante un hipotético ascenso deportivo.
La acción de la Bovedana deja ver la virtud y el esfuerzo, además de marcar un camino que otros podrían seguir para evitar que en el fútbol femenino se produzcan este tipo de fraudes, que clubs como el Friol se permitan no cumplir sanciones con reiteración y jueguen con una vara de medir diferente a la que se imponen en resto de competidores. Las sentencias señalan a la Peluquería Mixta Friol como una mancha que no se acaba de borrar en el deporte gallego.