La derrota del Racing de Ferrol ante el Córdoba (3-1) no solo reveló una preocupante falta de rendimiento en el terreno de juego, sino que dejó entrever una desconexión evidente entre el técnico Cristóbal Parralo y su plantilla.

En una imagen captada durante el partido, Parralo aparece apartado del grupo, en silencio junto a su asistente Manjarín, mientras sus jugadores intentaban recomponerse sobre el césped. Esta imagen, más que una pausa táctica, parece reflejar el distanciamiento entre el entrenador y sus futbolistas, un símbolo de la realidad que vive el equipo ferrolano.
El Racing, que tras esta nueva derrota sigue hundido en la parte baja de la tabla, parece haber perdido el pulso competitivo, encajando siete goles en las dos últimas jornadas y sumando tan solo 3 de 21 puntos posibles en lo que va de temporada.
Pese a igualar el marcador en la segunda mitad del encuentro, el equipo volvió a dar un paso atrás, mostrando una fragilidad que ha puesto en cuestión las decisiones tácticas del entrenador. Parralo, por su parte, asumió la responsabilidad al término del partido: «Tenemos que ser críticos con nosotros mismos, yo el primero. Todo es muy mejorable».
Sin embargo, la imagen de su distanciamiento físico y emocional con el equipo refuerza la sensación de que el liderazgo del técnico está en entredicho.
En su análisis postpartido, Parralo fue aún más claro sobre la situación que atraviesa el equipo: «Es lógico que en este momento cada golpe que recibimos lo acusamos mucho más. No hemos defendido bien los centros, hemos perdido consistencia y cada vez que recuperamos la pelota, la volvemos a perder». Estas declaraciones, sumadas a la autocrítica constante, parecen no ser suficientes para detener la sangría de resultados negativos.
Sin embargo, la culpa no puede recaer únicamente sobre los hombros del entrenador. Los jugadores, especialmente las nuevas incorporaciones, tampoco han estado a la altura de las expectativas. Futbolistas llamados a marcar la diferencia no han logrado adaptarse ni ofrecer el rendimiento esperado en momentos clave, lo que ha generado dudas sobre la planificación deportiva. Es cierto que Parralo es quien toma las decisiones tácticas, pero la falta de un mayor compromiso y efectividad por parte de algunos de sus jugadores también está siendo un factor determinante en la crisis que atraviesa el Racing.
Con el Racing aún sin conocer la victoria en siete jornadas, la situación se vuelve cada vez más insostenible. Las palabras del técnico apelando al trabajo y la concentración no parecen encontrar eco en un vestuario cada vez más desconectado. Mientras tanto, la presión crece, y la posibilidad de un relevo en el banquillo comienza a ser una realidad que ni Parralo puede esquivar.