En una tarde cargada de emoción y expectativa, el Barbadás se enfrentó a su destino en el estadio Os Carrís. Ante su fiel hinchada, los de Agustín Ruiz tenían una clara misión: vencer al Estradense para asegurar su lugar en la Tercera Federación por un año más.
Dominio inicial y tensión
El primer tiempo se caracterizó por un Barbadás dominante, que salió con la firme intención de imponer su juego desde el principio. A pesar de su dominio, la sólida defensa del Estradense mantenía el marcador a cero. Las oportunidades eran escasas y Gabi, el máximo goleador del equipo, luchaba por encontrar espacios. Mientras tanto, el resultado del Rápido de Bouzas aumentaba la presión, pues un empate no era suficiente para escapar de las garras del descenso.
La explosión del segundo tiempo
Tras el descanso, el panorama cambió radicalmente. La entrada de Pablo Porrúa por el Estradense parecía ofrecer una nueva dinámica al juego, pero fue Dani Rivero, el capitán del Barbadás, quien rompió el empate con un remate astuto que levantó al público de sus asientos. Este gol fue un golpe anímico que transformó el juego y envalentonó aún más a los locales.
El segundo gol llegó desde el punto penalti, obra de Osian, tras una mano clara de la defensa visitante. Este gol prácticamente finiquitó el destino del encuentro, colocando al Barbadás en una posición de control total.
Celebración y futuro
El pitido final desató la euforia en Os Carrís. Jugadores y aficionados se fundieron en un solo espíritu, celebrando no solo una victoria, sino la culminación de un esfuerzo titánico que aseguraba su permanencia. La figura de Gabi, con su liderazgo goleador, y la estrategia de Agustín Ruiz, fueron claves en este mérito final de temporada.
El Barbadás demostró que, incluso en los momentos de máxima presión, la unidad y la determinación son capaces de cambiar el curso de su historia. Con la mirada puesta en el futuro, el equipo y su afición pueden respirar tranquilos, sabiendo que su lugar en la competición está asegurado. La lucha por la permanencia ha terminado, pero el sueño de un Barbadás más fuerte y competitivo comienza ahora.